ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

miércoles, 5 de marzo de 2014

INTRODUCCION A LA CUARESMA Y A LA PASCUA

Introducción a la Cuaresma y a la Pascua

Decir que la Pascua ha hecho la Cuaresma no es restar relieve a ésta; es dejar las cosas en su sitio. La Cuaresma tuvo –tiene- entidad desde y para la Pascua. La Cuaresma nace en función de la Pascua. Cronológicamente fue así porque litúrgica y teológicamente no podía ser de otro modo.
La Pascua semanal, -dies dominica- el domingo, como memorial de la Resurrección del Señor empieza a celebrarse ya en los comienzos. Y, dentro de esos domingos, hay uno que va cobrando relieve: el Domingo, por excelencia, la Pascua de Resurrección. Más tarde se prolongará con el Triduo Sacro. Pero tan vinculado estaba éste con la Pascua que en tiempos de san León aún se leía la Pasión en la Vigilia Pascual. Más aún: la propia liturgia de la noche Pascual no insiste solamente en la Resurrección del Señor, sino en el <paso>, es decir, en todo el Misterio Pascual: la Muerte y Resurrección del Señor.
Nada tiene por tanto de extraño que, desde el primer momento, la Iglesia haya vinculado la celebración y administración de los Sacramento de la Iniciación Cristiana a la Pascua, a la Noche Pascual del Sábado Santo. Porque la inserción de los cristianos en Cristo muerto y resucitado podía expresarse mejor esa noche que en ningún otro momento del año litúrgico. Y al hacerlo delante de toda la comunidad, ésta tenía la oportunidad de renovar también sus compromisos sacramentales ante los catecúmenos. No por casualidad, el núcleo central de las lecturas bíblicas preparatorias al rito bautismal formaron el primer bloque de lecturas cuaresmales. La Cuaresma, como puede verse, nace desde la Pascua.
De esto a la institucionalización del tiempo cuaresmal como etapa catecumenal hubo solamente un paso. Y aparece este tiempo con una serie de momentos estelares: recepción solemne de catecúmenos, catequesis bautismales, compromiso de toda la comunidad en la preparación, ritos de escrutinios, aprendizaje del Credo, etc., hasta la gran noche bautismal. Y ya estaba <hecha> la Cuaresma.
La segunda <etapa> o momento de prolongación de este tiempo prepascual tiene lugar con la institución del <Orto Poenitentium>. El primer ceremonial se describe ya en el <Sacramentarium Gelasianum>, que se remonta al siglo VII, si bien el uso habitual de sus prescripciones no aparece hasta finales del IX. Según el <Ordo>, los pecadores habían de comenzar su preparación el lunes de la semana posterior al miércoles de Ceniza, y permanecer en cierto modo <fuera de la comunión> de la Iglesia, y dedicados a la oración y a la penitencia, hasta el Jueves o Viernes Santo en que tenía lugar la <reconciliatio> ante el obispo, previa e indispensable para participar en el banquete pascual. Desde el momento de acogida por parte del diácono para que se presentaran ante el obispo (<Vosotros, que vais a reconciliaros, volved al seno de vuestra Madre la Iglesia>), hasta la absolución, pasando por varias oraciones, en todo momento se alude a la conversión y reconciliación. Tanta repetición no podía obedecer más que al empeño de la Iglesia por destacar la finalidad de aquel rito.
Se plantea hoy cómo revitalizar o actualizar todo lo que hay de aprovechable en esta historia de la Cuaresma. La Liturgia de hoy se ha encargado de ello.
Una Cuaresma-Pascua bien preparada ha de acentuar en cada momento, en cada domingo, cada semana, aquellos aspectos que las propias lecturas ponen de relieve. Están pensadas desde el sentido <hacia la Pascua> que se ha señalado.
Puede venir bien una mirada general a los grandes temas propuestos por el Leccionario para el ciclo A. Tal vez sea oportuno decir que es, de los tres, el más completo, porque propone las lecturas más ajustadas y en los momentos más convenientes. Teniendo en cuanta los grandes temas sobre Historia de la salvación, señalamos lo siguiente:
Domingo
Pueblo elegido
Cristo
Nuevo Pueblo de Dios
Domingo 1º
Creación del hombre; tentación y caída
Cristo es el Hombre Nuevo que vence al tentador
Vivimos de toda Palabra que sale de la boca de Dios
Domingo 2º
Abraham llamado a la obediencia
La Transfiguración, cumplimiento de las promesas
Llamados a anunciar la novedad de Cristo
Domingo 3º
Peregrino por el desierto
Nuevo Templo del Padre
Damos culto en espíritu y verdad
Domingo 4º
<Úngelo porque éste es>
<Untó los ojos al ciego y vió>
Despierta tú que duermes y Cristo será tu luz
Domingo 5º
El Pueblo, rescatado y redimido
Él es la Resurrección y la Vida
Quien vive y cree en Él, no morirá para siempre

Además de este planteamiento, puede hacerse otro en torno a la Catequesis sobre el Misterio Pascual, con tres apartados: Pascua de la antigua alianza, Pascua de Cristo y Pascua de los cristianos.
Domingo
Pascua de la antigua alianza
Pascua de Cristo
Pascua cristiana
Domingo 1º
Creación y caída
<Victoria sobre el mal>

Domingo 2º
Vocación de Abrahán
Transfiguración como anticipo de la Resurrección
Llamados a anunciarlo cuando resucite
Domingo 3º
El pueblo pide agua
El que beba de su agua no tendrá más sed
<Se convertirá dentro de él en surtidor que salta hasta la vida eterna>
Domingo 4º
<Úngelo, que éste es>
<Untó los ojos al ciego>
<Despiértalo tú que duermes y Cristo será tu luz>
Domingo 5º
Restauración del Pueblo
<Yo soy la Resurrección y la Vida>
<El que está vivo y cree en Mí, no morirá para siempre>

Pretendemos en el desarrollo que ofrecemos a continuación ayudar a estructurar la predicación de estos domingos; en cualquier caso, la referencia constante a lo que se propone en el esquema de cada uno de ellos, y la ineludible alusión a la fe y al pensamiento de la Iglesia, expuestas en el Catecismo de la Iglesia Católica, será lo verdaderamente útil. Al menos, así lo queremos.
Domingos y solemnidades
Lecturas
C.E.C
I
En el desierto comienza la victoria
Gn 2,7-9;3,1-7: Creación y pecado de nuestros padres
Rm 5,12-19: Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia
Mt 4,1-11: Jesús ayunó durante cuarenta días
Las tentaciones de Jesús: 538-540
Victoria sobre el pecado: 410. 2853
II.
Sólo desde la cruz se llega a la luz
Gn 12,1-4: Vocación de Abraham
2Tm 1,8-10: Dios llama y nos ilumina
Mt 17,1-9: Su rostro resplandeció como el sol
La Transfiguración: 554-556
Subida a Jerusalén: 557-558
III.
El agua del Bautismo es torrente que salta a la vida eterna
Ex 17,3-7: Danos agua para beber
Rm 5,1-2.5-8: El amor de Dios nos ha sido dado
Jn 4,5-42: El agua que salta hasta  la vida eterna
El agua, símbolo del Espíritu: 694
El Bautismo en la economía de la salvación: 1217-1222
IV.
Iluminados por Cristo, no caminamos en tinieblas
1S 16,1.6-7.10-13: David rey de Israel
Ef 5,8-14: Levántate y Cristo será tu luz
Jn 9,1-41: Fue, se lavó y volvió con vista
Cristo, revelación del Padre: 516-17
Cristo, luz de los pueblos: 748
Ceguera e injusticia: 1740
V.
Morir al pecado es empezar a resucitar con Cristo
Ez 37,12-14: Os infundiré mi espíritu
Rm 8,8-11: El Espíritu vive en nosotros
Jn 11,1-45: Yo soy la resurrección y la vida
La fe en Jesús y la fe en la resurrección: 994
Creemos: 166
La conversión, principio de vida nueva: 1848-1888
SAN JOSÉ
He aquí el siervo bueno y fiel
2S 7,4-5.12-14.16: El Señor Dios le dará el trono de David, su padre
Rm 4,13.16-18.22: Creyó contra toda esperanza
Mt 1,16.18-21.24: José hizo lo que le había mandado el Señor
José y el nacimiento de Jesús: 437
La Concepción Virginal de Jesús: 496
Sumisión a María y José: 532

No hay comentarios:

Publicar un comentario