ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 30 de marzo de 2014

DIOS EN EL ARTE (I)

DIOS EN EL ARTE (I)











Antes de adentrarnos en este interesante tema, habremos de precisar qué entendemos por Arte y también, qué entendemos por Dios, porque desde un punto de vista teológico y cristiano, todos los que leemos estas circulares creo sabemos quién es Dios(aunque no podemos pretender saberlo todo de Él, ni mucho menos), pero cuando hablemos del Arte nos tendremos que referir ineludiblemente a las motivaciones sobrenaturales o supraterrenas que muchos hombres han tenido al desarrollar su arte desde la pre-historia hasta nuestros días. Para muchos de esos hombres la divinidad en la que han creído por la razón, no ha sido como la que nosotros, además de por la razón, conocemos por la Revelación. El hombre es un “ser religioso” y sus deseos, sus temores, han sido expresados por medio de diferentes modos artísticos, con una proyección hacia un “más allá” desconocido, temido o deseado. El Arte es una de las manifestaciones humanas donde más se nota el alma del hombre. Se ha definido el Arte como “una respiración del alma”.

Conviene detenernos brevemente en qué se entiende por Arte. El diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene una definición muy descriptiva y completa: “Arte es acto o facultad mediante los cuáles, valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, el hombre imita o expresa lo material o lo inmaterial, y crea, ya copiando, ya fantaseando”.

        El hombre imita lo inmaterial fantaseando, pues copiarlo es imposible, solo se copia lo material. Luego si el hombre, con su fantasía, su imaginación, puede expresar algo inmaterial es porque esa imaginación es una facultad de su espíritu, algo inmaterial que le ha sido dado al ser creado. El hombre siempre ha tenido la consciencia (por regla general) de que ha sido creado por un ser superior (o unos seres superiores( y debe a él su existencia e incluso, como se expresa en las pinturas rupestres, le debe su alimento diario (veamos escenas de Altamira y las múltiples cuevas del Levante).
        Cuando entramos ya en la Historia nos encontramos con las apasionadas manifestaciones artísticas de las primeras culturas: Babilonia, Egipto, Imperio azteca, los Incas... con claras invocaciones a los dioses, y a una vida posterior.

        Cuando la Academia define el arte dice que “el hombre crea”. El hombre copia o imagina, es el autor del arte, ya figurativo ya abstracto. El más abstracto es la composición musical. Pero sabemos que el verdadero autor del Arte es el Creador de todo, que se vale del hombre como instrumento, para ello lo ha hecho a su imagen y semejanza.

        El hombre, en cuanto artista, trata de crear Belleza. Ese es el fin del Arte, que a veces se consigue y a veces se persigue solamente... A veces la Belleza no se ve de la misma forma por todos y comienzan las disputas, las teorías. Ocurre que conceptos como Belleza, Calidad, Moral, Verdad, están discutidos, subjetivados. Cuando se pierde la idea de Dios, todo es relativo. Dios inculcó en el hombre el sentido de la Belleza, que algunos tratan de enmascarar.

        La relación entre Arte y Religión surgió espontáneamente. El Arte es contemplación de la belleza y ello nos colma de satisfacción y alegría, o nos llena de añoranza. Decía Plotino que la Belleza era “el resplandor del Ser trascendente” y que “las criaturas, con su hermosura, son señales que nos remiten a la belleza suprema”.


        La relación entre Arte y Religión es prácticamente total en la Edad Media. La vida está sacralizada, la cultura reside en los monasterios (Cluny, Cister, Cartuja...) No se concibe la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y la literatura, desligadas de lo religioso. El patrimonio artístico y religioso de esa época es monumental y un orgullo de la humanidad.

Por José Mª Catret




Fotos: Mª del Carmen Feliu

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