ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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sábado, 26 de abril de 2014

SALMO 62; LA CONFIANZA HECHA ORACION

“La confianza hecha oración”

         




            El Salmo 62 es uno de los más utilizados en la Liturgia de las Horas, ya sea en el Oficio Coral o en el recitativo privado, dado que se integra en las Laudes del Domingo de la I Semana, de las Fiestas y de las Solemnidades. El motivo: es un Salmo cum jubilo en el que estalla la alegría del salmista en medio de la asamblea litúrgica.

            La acción arranca en la madrugada, refiriendo la nostalgia de la presencia de Dios, de su templo, expresada por la premura que imprime a esa necesidad del encuentro: "por ti madrugo"; el ansia del salmista se manifiesta por medio de una intensa corporeidad: "mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua".




            A lo largo de la jornada, la fortísima experiencia del culto, de la presencia de Dios, se expresa en un elevado canto de alabanza, en la alegría de la fiesta, en la oración de invocación que el orante comparte con la asamblea en puro gesto de unidad, de participación, en que se resta importancia a la propia vida ante la gracia divina porque ha experimentado profundamente la más íntima unión con Dios.

            El día de fiesta ha transcurrido en una vivencia religiosa que fundamenta una nueva esperanza, una alegría nueva. La intimidad da paso a una noche de meditación  de abandono confiado en las manos de Dios.

            Si bien la jornada sálmica transcurre en la solemnidad cultual del templo, de la liturgia festiva, esta oración nos invita a extender a nuestra vida cotidiana, a nuestro día a día, el culto espiritual y la experiencia del amor. Todos nuestros sentidos atentos a la contemplación y a la meditación del acto litúrgico y a la comunión asambleística.

            El deseo de Dios que nos invade como necesidad vital, la búsqueda de su protección, la seguridad de sentirnos sostenidos en su mano firme, revela la confianza comunitaria en su amor precioso y conmovedor. La seguridad de hallarse bajo su sombra protectora afectará y determinará todo lo que hagamos en nuestro día.




            Pero todo nos lleva a concluir que desaparecidos nuestros miedos y saciados en nuestra "sed" y en nuestra "hambre", el alimento que nos re-crea y nos forma, que nos engendra como hombre nuevo, en el que hemos llegado al encuentro más vital con nuestro Señor y Creador: la Eucaristía, la suprema acción de gracias, en que todos nuestros anhelos quedan saciados. Porque si hay algo que por encima de todo hace que "mi alma esté unida a Ti" es precisamente la Eucaristía.

 Mª del Carmen Feliu Aguilella


             

Fotos Mª del Carmen Feliu

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