ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 13 de abril de 2014

DIOS EN EL ARTE (III)

DIOS EN EL ARTE (III)




Decíamos en otro capítulo de este tema que el fin del Arte es crear belleza. Al menos es la opinión tradicional aunque haya disparidades sobre qué se entiende por belleza. . Vamos a traer a colación varias citas históricas muy significativas, tanto por la importancia de los autores como por sus opiniones.

        Para Beethoven “la música es una revelación más alta que toda filosofía. No tengo amigos. Debo vivir solo, pero yo sé que en mi arte, Dios está más cerca de mí que de los demás; yo me acerco a Él sin temor. No me siento torturado por mi enfermedad. Me parece que en el campo cada árbol me hace oír su voz y canta ¡Santo!, ¡Santo!, ¡Santo!.”

        El famoso novelista Edar Allan Poe escribió: “El sentido de lo bello es un instinto inmortal, profundamente enraizado en el espíritu del hombre. No es la simple apreciación de una belleza que tenemos delante de nuestros ojos, sino un empeño por alcanzar la Belleza suprema”.

        Van Gogh, el pintor de fama que murió en la miseria y cuyos cuadros son los mas cotizados en las subastas actuales, en una carta a un amigo decía: “Querido Teo: el sentimiento, puro y delicado, por las bellezas de la naturaleza no es exactamente el sentimiento religioso, aunque hay entre ellos una especie de entendimiento. El primero (el de la belleza) lo tenemos todos, unos más, otros menos; pero son más raros los que sienten que Dios es espíritu, al que se ha de adorar en espíritu y en verdad”.

        Augusto Rodin, escultor francés, escribió: “Se cree que los artistas solo vivimos para los sentidos y que nos basta el mundo de las apariencias. Pero más allá de las superficies, nuestra mirada se hunde hasta el espíritu. El artista digno de ese nombre debe expresar toda la verdad de la naturaleza, no sólo la exterior sino también la interior”.

        El famoso escritor francés Paul Claudel dice: “El hombre no está hecho para dejarse divertir por la música o por los sueños. Necesita realidad. Es una profanación no querer ver en la naturaleza solo la belleza, son rendir con ella homenaje a Dios. El hombre está hecho para algo más que la belleza: para Dios.”

        El gran filosofo español Julián Marías, muy preocupado siempre por la belleza, afirmaba: “La atención a la belleza es ahora poco sincera, casi fraudulenta, concentrada en unas cuantas figuras convencionales, seleccionadas por la publicidad, que si se mira no son ejemplares demasiado notables o bien se confunde la belleza con el sexo, con un evidente desplazamiento del rostro al cuerpo. Ello revela una decadencia social de la belleza, casi una oleada de desdén por ella, que se cuenta entre los síntomas más inquietantes de los decenios que acabamos de vivir. Parece que existe un rencor contra la belleza, que es una forma particular de ese rencor contra la excelencia que tanta fuerza tiene en nuestro mundo.”

        Hasta hora hemos hablado del Arte en general, aunque con algunas referencias al arte primitivo que alguien ha calificado como “sacro”, en cuanto tuviera significado religioso o mágico. También se ha mencionado un momento de nuestro arte religioso al hablar de los movimientos iconoclastas; pero ahora vamos a tratar del arte cristiano.

        ARTE CRISTIANO

        Al margen de discusiones y movimientos muy aislados, más de dos milenios de historia cristiana han demostrado suficientemente que entre el Arte y el Cristianismo no existe contradicción. Lejos de rechazar a los artistas, la Iglesia los ha buscado, honrado y movilizado para sus propios fines.

        Si al principio los líderes de la comunidad cristiana, celosos por conservar a pureza del depósito de la Religión trascendente, prefirieron que se evocasen los hechos fundamentales de la salvación solamente por medio de símbolos, pronto empezaron a sentir la necesidad de poner en juego la imaginación para representar esos acontecimientos fundamentales mediante las formas sensibles del Arte y de la liturgia. Volveremos sobre este punto en otro capítulo.

José Mª Catret Suay


Fotos: Mª del Carmen Feliu

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