ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

domingo, 20 de abril de 2014

LA ALEGRIA PASCUAL

La alegría pascual



                        Estimados hermanos en Cristo: la Pascua de Resurrección nos invita a la paz y al gozo. La alegría pascual nada tiene que ver con la alucinación de un carnaval en que se cierran los ojos a muchas cosas o solo se miran por el lado alegre. La alegría pascual es lúcida y tiene valor para mirarlo todo frente a frente, incluso la muerte, pues estriba en la vida de Jesús que supera la muerte (1 Cor 15, 55 s).
                        Una característica especial de esta alegría es la de estar relacionada con el perdón de los pecados. El bautismo y la confesión, ha  traído a los que asisten a la vigilia pascual el perdón de Jesús: “Si en alguna parte del mundo hay alegría es el corazón puro” (Imitación de Cristo).

                        La alegría que nos da la Pascua es la alegría más auténtica que existe en el mundo. Para expresar algo de ella, la comparó Jesús al gozo de la madre que ha dado a luz un hijo (Jn 15, 21-22). Esta alegría es fruto del Espíritu Santo; por ello está emparentada con el nuevo soplo de Jesús sobre los Apóstoles el día de Pascua.

                        Como otro don cualquiera del Espíritu Santo, tampoco esta alegría es ajena a los influjos terrenos. Lo sobrenatural no destruye lo natural, sino que lo eleva y completa. Así, en esta experiencia pascual influye todo lo que crea ambiente, desde la salud física hasta la música. Sin embargo jo más íntimo de ella es la paz, cuya fuente es el Señor resucitado: “La paz os dejo, os doy mi propia paz, paz que el mundo no puede dar” (Jn 14, 27).

                      Un signo de la calidad divina de nuestra alegría es que nadie nos la puede arrebatar. En el dolor, en la perturbación, en la angustia y desolación, algo de esta paz permanece en el fondo de nuestro espíritu. “Y esa alegría vuestra nadie os la quitará” (Jn 16, 22).

                  Como obra de Dios, nuestra paz y la medida en que la experimentamos depende del don de Dios. Mas, por lo general, las grandes fiestas de la Iglesia son para quienes sinceramente buscan al Señor, fuente de auténtica alegría.


                                                                                                                        Francisco Pellicer Valero



Fotos Josetxo Sáinz de Murieta

No hay comentarios:

Publicar un comentario