ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 22 de febrero de 2015

LA SANTISIMA TRINIDAD IV

LA ENCARNACIÓN,
COMPROMISO DE LA TRINIDAD







Lo que celebramos en el Jubileo del Año 2000, es el hecho de que el Hijo de Dios se hiciera Hombre. Como dice J. Galot, la entrada de una Persona Divina en la Historia es el acontecimiento único que confiere a la revelación un carácter completamente nuevo. También conviene recordar una frase de Latourelle: “El cristianismo es la única religión en la que la revelación se encarna en una Persona que se presenta como la Verdad viviente y absoluta”. Es la afirmación de que en Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, reside la fuente de su eficacia salvífica. Esta es una verdad revelada por Dios y testimoniada por S, Juan: “el Verbo se hizo carne” (Jn 1, 14). Pablo nos dice (Ef. 1, 9-10), que la Encarnación fue un proyecto eterno de Dios Padre desde antes de la Creación. En ella están comprometidas las tres Divinas Personas (1).
I.- EL COMPROMISO DEL HIJO.- Podemos considerar en este compromiso tres aspectos:
1º.- El despojo.- La Encarnación fue un acto de despojo. El compromiso personal del Hijo queda subrayado por el hecho de que se desprendiese  de  su  condición  divina y tomara  la condición de siervo. Lo expresa muy bien S. Pablo en su himno cristológico: “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; antes se anonadó, tomando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres..”.(Flp. 2, 6-8)
2º.- Entrada en la Historia.- El acto de la Encarnación va de la Eternidad al Tiempo. En él se produce el contraste entre una preexistencia que implica un Ser en la eternidad y un entrar en el tiempo de los hombres, en la Historia. A diferencia de las criaturas que, inexorablemente, están sometidas al tiempo, el Hijo existe antes de la Historia y se introduce en ella porque libremente acepta el devenir, adaptándose a la esfera de la existencia creada.
3º.- La venida.- El Hijo se ha encarnado para expresar humanamente el amor de Dios que va en busca del hombre para salvarlo. Por eso dice Jesús: “el Hijo del hombre ha venido a buscar lo que estaba perdido para salvarlo” (Lc. 19, 10). Y cuando el Maestro afirma que “el Hijo del hombre ha venido no a ser servido, sino a servir”   (Mt 20, 28), indica la intención divina de servir a la humanidad (2).
II.- EL COMPROMISO DEL PADRE.- La iniciativa de la Encarnación procede de Dios Padre. El es “El principio sin principio” y se revela como la Persona que es origen de las otras dos y así es fuente de toda actividad y de toda vida, es decir, es “PADRE”.
Esta iniciativa es personal, totalmente LIBRE Dios no admite consejeros ni se deja mover por nadie a obrar como se digna obrar (Rom.11,34).
Además de libre, su iniciativa es GRATUITA, inmerecida por nuestra parte, porque cuando “aún éramos pecadores” (Rom.5,8),quiso mostrar con nosotros su misericordia (Rom.11,35).
El motivo último de esta iniciativa del Padre es el AMOR. No se trata de un amor interesado, que sería absurdo, porque la criatura no puede aportarle nada a Dios. Tampoco se trata de un amor de correspondencia de  un amor recibido, porque el hombre le había ofendido por el pecado. Fue Dios Padre quien se anticipó a amarnos cuando todavía nosotros no pensábamos en amarle (1 Jn 4,9-10) (3).
III.- LA INTERVENCION DEL ESPIRITU SANTO.- La acción del Espíritu Santo en Jesús comienza ya en la misma Encarnación. Y así dice de la Virgen el evangelista: ”se encontró encinta por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18),y lo engendrado en ella es del Espíritu Santo (Mt 1,20),y el Espíritu Santo vendrá sobre ti (Lc 1,35).
Con razón se le asigna esto al que es Amor del Padre y del Hijo, puesto que este gran sacramento de piedad (1 Tim 3,16)es efecto del infinito amor de Dios a los hombres: ”Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unico”(Jn 3,16).
A esta primera razón, añade Santo Tomás otras tres por las que se le atribuye la Encarnación al Espíritu Santo:
La primera, es porque por parte de Dios, siendo la Encarnación una obra de amor por excelencia, convenía fuese el Espíritu Santo porque es personalmente el Amor del Padre y del Hijo.
La segunda razón, es porque así lo pedía la causa de la Encarnación, considerada por parte de la naturaleza que el Verbo asumió por pura gracia, la cual se atribuye al Espíritu Santo (1 Cor 12,4).
La tercera, porque así convenía por razón del término de la Encarnación: que el hombre que era concebido en las entrañas de María fuese Santo e Hijo de Dios (Lc 1,35),cosas que se atribuyen al Espíritu Santo (4).


Por Francisco Pellicer Valero


(1)       Joaquín María Alfonso: Comentario “Lumen Gentium” Cap.1º Núm. 2,3 y 4, págs 139-165.
(2)       A.Hamman: El acontecimiento Cristo, como acción del Hijo. ”Mysterium Salutis” III, pág. 960 s.s.
M. González Gil :El envío del Hijo. Ed. B.A.C. Madrid 1976, vol.I pág. 191 s.s.
(3)       R.Schulte: El acontecimiento Cristo como acción del Padre. M.S. Vol.III ,págs 61 s.s.
M.González Gil :El designio del Padre. Cristo, misterio de Dios o.c. vol.I, págs 184 s.s.
(4)       H.Mühlen: El acontecimiento Cristo como acción del Espíritu Santo. o.c. M.S.III, págs 960 s.s.
M. González Gil: La intervención del Espíritu Santo id. págs 281 s.s.


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