ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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lunes, 6 de enero de 2014

EPIFANIA DEL SEÑOR

NAVIDAD
Epifanía del Señor
<Amanece el Señor,
y los pueblos caminan a su luz.>

Los notables del Templo sabían dónde nacería Jesús.
Pero no buscaron el sitio.
Los Reyes no sabían el sitio, pero lo buscaron.
Los caminos de Dios no se abren a los entendidos de este mundo,
sino a los que se dejan iluminar por su estrella.
Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol
 en Ermua, Vizcaya
Alex Alonso Gilsanz, párroco



La Epifanía del Señor  6-1-2014


(Recomiendo meditar de Papa Francisco, Lumen fidei, el número 35: Los magos, patronos de cuantos buscan a Dios)   ("clik" Cap. 5)    ("Lumen Fidei")

"De noche iremos, de noche,
de noche iremos, sin luna,
que para encontrar la fuente
sólo la sed nos alumbra". (L. Rosales)

La composición de la narración de Mateo es una síntesis densa de una tradición que viene de lejos. El relato se fija en dos lugares: Jerusalén, el lugar del rey poderoso y del judaísmo oficial; y Belén, el lugar del rey humilde y de los pequeños. En Jerusalén, los acontecimientos se viven con preocupación, con sospecha, con rechazo. Queda así prefigurada la reacción oficial contra Jesús que se narra en los capítulos 26 y 27 de Mateo . Los magos, los extranjeros, se alegran y acogen las noticias que reciben. Cuando el rey de los judíos nace, el centro del poder se inquieta; los magos se alegran. Y cuando el rey de los judíos entre en Jerusalén, el poder se inquietará, y los niños se alegrarán.
En Jerusalén están los que saben interpretar las Escrituras, los que saben dónde nacerá el Mesías, los que saben orientar... Pero los que saben orientar a los que preguntan, ni les buscan ni les interesa. Orientan, pero no van. ¡Que vayan otros! Con su saber ya tienen suficiente. Saber las Escrituras no es suficiente para creer en el Mesías. Hay saberes que no nos ponen en camino. Hay ignorancias que nos encaminan hacia la verdad, etapa a etapa, día a día, preguntando y caminando. Quien está interesado por Dios, busca a Dios.
Este relato en el día de Reyes creo que tiene una enorme actualidad. Se pueden quedar sin Dios los que se confían demasiado en que lo poseen y lo conocen...  Buscar a Dios es todo un don. Cada buscador de Dios tiene su don. El hecho mismo de buscarle ya es un don.
El camino de búsqueda de Dios tiene sus noches. Todo aquel que haya caminado sabrá lo que es el frío de la noche, la sensación de estar perdido o de caminar de un lugar a otro sin saber si se va en la buena dirección. Se impone preguntar. Nadie va a Dios ni llega donde Dios está sin que alguien le dé pistas sobre Dios. Dios no es conquista personal. La meta que lleva a Dios necesita los detalles, la información de los que conocen a Dios, aunque éstos no vivan del todo de Dios. ¡Qué profundo misterio!
Y en medio de la noche, no falta la alegría: "Al ver (de nuevo) la estrella (la luz) se llenaron de inmensa alegría".
Esto no pasó un día; esto es lo que nos puede estar pasando. Los cercanos se enzarzan en discusiones menos importantes, mientras los de lejos caminan hacia Dios. Dios se hace paso entre los que buscan la verdad. Dios es imparable. Viene por donde no pensamos y se manifiesta en los que creíamos que no tenían nada que ver con él.
 ¡Cuántas discusiones por detalles mientras nos perdemos lo esencial!
Lo esencial es que hemos visto su estrella, nos hemos puesto en camino y sólo deseamos una cosa: adorarlo.
Por eso en su aparente ingenuidad, este evangelio nos plantea preguntas decisivas: ¿ante quién nos arrodillamos nosotros?, ¿Cómo se llama el "dios" que adoramos en el fondo de nuestro ser?. Nos decimos cristianos, pero ¿vivimos adorando al Niño de Belén?, ¿ponemos a sus pies nuestras riquezas y nuestro bienestar?, ¿estamos dispuestos a escuchar su llamada a entrar en el reino de Dios y su justicia?.
En nuestras vidas siempre hay alguna estrella que nos puede guiar hacia Belén.
La historia de los Magos es un relato catequético encantador. Si la estrella nos habla del amor de Dios que quiere iluminar y salvar a todos los hombres, los Magos son el prototipo de quienes se dejan interpelar por la estrella y no dudan en seguirla con todas las exigencias que supone y todas las consecuencias que se derivan. Dicho de otro modo, son ejemplos del hombre-mujer de fe.
Y junto a la fe, su alegría y su generosidad. Agradecen esta experiencia de fe con regalos. No caminan para conquistar, sino para adorar y regalar.
Te pido Señor, recogiendo el espíritu de este día tan precioso, que hagas de mí un pobre, que se convierta en estrella.

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