ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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sábado, 9 de noviembre de 2013

CREO EN LA RESURRECCION DE LA CARNE


HOMILIA.  DOMINGO XXXII TIEMPO ORDINARIO. 10 NOVIEMBRE 2013

LA GRAN SEGURIDAD DEL CRISTIANO: LA RESURRECCION
La táctica de los saduceos es vieja: Niegas lo que no eres capaz de creer. Buscas motivos para poner en ridículo aquello que tú no puedes creer o aquello a lo que no te interesa asomarte para no cambiar tu estilo de vida, tus costumbres, tus creencias...
Recordemos que los saduceos no gozaban de popularidad entre las gentes de las aldeas. Era un sector compuesto por familias ricas pertenecientes a la élite de Jerusalén, de tendencia conservadora, tanto en su manera de vivir la religión como en su política de buscar un entendimiento con el poder de Roma. No sabemos mucho más. Lo que podemos decir es que "negaban la resurrección". La consideraban una novedad propia de gente ingenua.
Le presentan a Jesús un caso extraño, irreal, fruto de su fantasía. Como no pueden creer en la resurrección inventan complicadas dificultades. La respuesta de Jesús aclara que la vida del más allá no es como la de aquí. No se puede ridiculizar lo que pasa más allá pensando en lo que sabemos que pasa aquí.
De nuevo el misterio de la resurrección. La incógnita: ¿esperanza o desconsuelo?, ¿vida o muerte?, ¿Dios o nada?
Son muchos los cristianos que afirman creer en Jesús pero no en su resurrección, o por lo menos tener muchas dudas sobre ella. El Jesús histórico, el personaje, no puede separarse del Cristo de la fe: no son dos ideas distintas, son una misma y única realidad. En Jesús, el Mesías, el Cristo, no puedo elegir quedarme con el hombre despreciando el lado más irracional, ese que solo se ve con el corazón: su gloria y majestad, su divinidad y su filiación. 
Quizá algo muy profundo están tocando los saduceos: esas ganas secretas y hondas de "dejar huella de nuestra vida" en algo o en alguien; sentimos deseos de perpetuarnos, de no morir para siempre. Jesús anuncia que hay una manera de no morir, de prolongar la vida, que es mucho más interesante que la biológica, es la vida en Dios. Jesús no habla de "sobrevivir", sino de resurrección. Es otro grado de existencia. No da explicaciones. Sólo afirma que la vida con Dios no se rige por normas biológicas. La resurrección es participación en el misterio de Dios que es un Dios de vivos, no de muertos. Y porque es Dios de vivos, podemos hablar del "Dios de Abrahán, del Dios de Isaac, del Dios de Jacob". Es Dios el que da vida a Abrahán, a Isaac, a Jacob...  Porque viven en Dios, viven. La muerte no es lo último que le puede pasar a un creyente. Sin Dios, la muerte es silencio para siempre. Con Dios, la muerte es participación en la vida de Dios para siempre.
Mirando a los grandes creyentes de todos los tiempos advertimos que en el final de la vida tenían unas inmensas ganas de vida diferente, de vida al lado de Dios.

La resurrección es la vida de Dios, es el amor que espera y celebra, la compañía y la presencia...EL ENCUENTRO.
Nos molesta a los humanos no conocer más de lo que pasa después. Quisiéramos dominar –controlar- aquí el misterio que hay más allá, y eso no es posible.
Pero sí tenemos algunas pistas: Sentirnos hijos-hijas de Dios en esta vida, es desearle y aceptarle también como Padre después de morir. Quizá algunos tienen miedo a la muerte porque "no sienten que encontrarán a Dios como familiar, como familia" después del paso donde la historia se acaba.
Calcular el más allá con la lógica de aquí nos lleva a quedarnos sin nada después. Tenemos experiencia de que los que se van lo dejan todo, lo heredamos y lo repartimos. Esperamos que sí se llevan para siempre lo que tenían en el corazón. Eso no nos lo repartimos. Cada uno se lleva lo que atesora en su corazón. Al final no cuentan las manos, cuenta el corazón.
Algunas cuestiones para reflexionar: Cuando me toca vivir el duelo por una persona muy querida ¿Qué influencia tiene mi fe en la vida eterna?, ¿Es una fe teórica o es una fe integrada en mis entrañas y en mi día a día?, ¿Me comunico desde la fe con naturalidad con los bienaventurados del cielo?, ¿Ante mi segura muerte, tomo una actitud desde la fe en mi resurrección?
Con las palabras del salmo 16 decimos: "Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor"
Que así sea.

Alex Alonso Gilsanz
Párroco de Santiago Apóstol.  Ermua  -Vizcaya-

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