ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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lunes, 21 de enero de 2013

MORAL FUNDAMENTAL Y ESPECIAL (6)


MORAL FUNDAMENTAL Y ESPECIAL (6) 
Por José M* Catret Suay


Ignoro la cantidad de veces que la palabra pecado aparece en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, muchas veces designado con otros nombres como: "infamia, crimen, impiedad, perfidia, necedad, iniquidad, injusticia, maldad"...

Hay pecados (P) contra Dios directamente, (como la blasfemia), aunque en realidad todo pecado va contra la Ley de Dios. Los hay contra el prójimo, contra la sociedad o contra uno mismo.

Se trata también del p. actual (un determinado acto) y del p. habitual (estado permanente de culpabilidad), los hay internos y externos (de pensamiento y de obra) y también por omisión.
Es muy conocida la distinción entre p. venial y p. mortal. Este último es la transgresión contra la Ley de Dios en materia grave, con plena advertencia y pleno consentimiento, el cual priva al hombre de la vida espiritual de la gracia, le hace enemigo de Dios y merecedor de la condenación eterna. El P. venial es desobediencia   voluntaria   a la voluntad de Dios en materia leve o en materia grave pero sin pleno conocimiento o advertencia.

Las circunstancias de plena advertencia y de pleno consentimiento son subjetivas, de cada individuo, y en conciencia se deben apreciar, aunque en definitiva, sólo Dios las conoce. La materia grave es más objetiva, y se clasifica así según lo que dice la Sagrada Escritura y, para nosotros, también el Magisterio de la I. Católica.

Vemos, pues, la diferencia entre la Etica filosófica y la Moral Cristiana católica. Esta tiene un alcance muy superior. Estudia no solo los actos del hombre sino sus intenciones, sus pensamientos, sus omisiones (no hacer lo que se debería hacer). Busca no solo curar, sino prevenir el mal. Pensar mal no es contemplado por los éticos, sino por los moralistas, que saben que toda mala acción empieza en la mente humana con un pensamiento, una tentación consentida. Es la raíz del mal. Lo dijo claramente Jesús: el que mira a una mujer deseándola, ya ha pecado en su corazón. (Continuará)

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