ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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martes, 13 de noviembre de 2012

“El IBI de la Iglesia”


“El IBI de la Iglesia




            Cuando el Estado se ve en bancarrota porque se le escapan los duros por múltiples fisuras (modo fino de llamar a políticos rastreros y derrochadores), la boca se le hace agua pensando en las dentelladas que puede dar a la Iglesia, del mismo modo que el emperador Valeriano no veía la hora de echar mano a los “fabulosos tesoros” eclesiales del siglo III, aquello que culminó en la orden del Sumo Pontífice Sixto II a su Diácono Limosnero Lorenzo de entregar todos los bienes comunes a quien realmente le habían sido destinados y para quien estaban siendo guardados: al pueblo de Dios, a la Iglesia.

            Esos bienes que, como se nos dice en Hechos de los Apóstoles “los discípulos lo tenían todo en común”, han sido durante siglos el sostén efectivo de los más desprotegidos aunque el paso del tiempo no ha hecho que los pensamientos más impíos comprendieran, que los políticos y filósofos imbuidos de la idea de la superioridad del Estado sobre el Hombre aceptaran que el bien mayor es el de la caridad. Su visión cavernaria de “las riquezas de la Iglesia” mueve toda la avaricia de esa clase de gente y le hace cometer todo tipo de felonía.

La desamortización de Mendizábal sólo era uno más de los muchos expolios sufridos por la Iglesia. Y ahora, de nuevo aparece la sombra del castigo económico y el afán recaudatorio: ¡hay que exigir a la Iglesia el pago del Impuesto! Vale, veamos lo que “le toca pagar” a la Iglesia… pero veamos también lo que la Iglesia ahorra al Estado, en cifras, en cifras reales:


En Centros de enseñanza, Hospitales, Ambulatorios, Dispensarios, Asilos, Centros de Minusválidos, etc.

En Centros de re-educación para marginados sociales, Orfanatos, etc.

En Gasto de Cáritas, Manos Unidas, Obras Misioneras Pontificias - Domund (sostenidos por las donaciones de los españoles…en esto la Iglesia le ahorra al Estado 14.502, 25 millones de Euros al año, en cifras de la Conferencia Episcopal Española.


            Ah, y todo ello sin cuantificar cual sería el coste si hubiera que pagar por el trabajo realizado a todos esos miles de voluntarios, laicos, sacerdotes o de institutos religiosos que se ocupan de ello sin esperar nada a cambio sino por pura caridad evangélica.

            También está la conservación del Patrimonio Histórico-Artístico, que si de todo esto hubiera de ocuparse el Estado…


            Cuando se oye hablar a todos esos insensatos de las riquezas del Vaticano, de nuestros templos, de nuestros monasterios… hay que ponerse a temblar ante la posibilidad de que todo se solucione con un nuevo expolio o retomando la persecución religiosa como deporte nacional.

           

¡Que Dios nos pille confesados!

           
     
Mª del Carmen Feliu Aguilella







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