ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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sábado, 29 de octubre de 2011

EL ENTORNO DE LOS PROFETAS

EL ENTORNO DE LOS PROFETAS


"....os refresco la memoria, para que vuestra mente sincera recuerde los dichos de los santos Profetas de antaño" (2 Pe. 3,2)

1.- INTRODUCCIÓN

Iniciamos ahora una serie de breves artículos sobre los profetas, con el título general del entorno de los profetas, pues no es mi propósito hablar ni de los personajes ni del contenido de sus profecías. Sólo pretendo decir en qué circunstancias hablaron los profetas, es decir, colocarlos en su entorno histórico, para saber mejor porqué cada uno habló de determinada manera.

La Biblia escrita nos ha llegado tras una larga época de tradición oral. Oe ahí se pasó a la tradición escrita. ¿Cuándo y cómo ocurrió eso? Eso ocurrió en tres fases. La primera se realizó entre los años 1000-750 a C, precisamente cuando comenzó la Monarquía y los reyes se rodearon de escribanos ("escribas") y de doctos conocedores de la ley ("rabinos").

El segundo período está relacionado con el movimiento profético y puede ser fechado entre los años 750-500 a. C, espacio de tiempo en que se compusieron la mayor parte de los libros proféticos y que fueron cronológicamente los primeros en ser redactados como tales escritos. Hubo también destacados profetas que no nos dejaron escrito alguno.

Finalmente, en la tercera fase hubo una abundante proliferación literaria a partir de los años 5oo a. C. con el regreso de la cautividad.

Tradicionalmente se ha tenido al fenómeno profético como un producto propio de la religión israelita. Pero recientemente, hallazgos arqueológicos y literarios han sacado a la luz, por todo el Oriente Medio, ejemplos de manifestaciones proféticas más o menos afines al profetismo israelita. Sin embargo, aunque entre los videntes extra bíblicos y los profetas israelitas pueda haber paralelismos y coincidencias, la verdad es que entre unos y otros, se dan diferencias esenciales.

Un profeta, en el sentido original del término griego prophetes, es un pregonero, un heraldo de Dios mismo. Es decir, una persona que no "adivina", sino que dice la verdad. Lo mismo indica el término hebreo nabi, que originariamente indica "que llama" o "llamado". Es decir, el llamado de una manera especial por Dios. Ese es el elemento decisivo.

El profetismo empieza, en la historia de Israel, con la institución de la monarquía y, en el fondo, termina con ella, en la catástrofe del exilio. El profetismo, después del exilio, es como un remedo o eco de la profecía primitiva..

En esos tiempos, muchos del sector religioso decían poder "inspirarse" y prever el futuro. Eran profesionales de la inspiración y pretendían actuar como videntes. Pero actuaban a cambio de dinero o limosnas. Estos no eran profetas. Los verdaderos inspirados eran, digamos, laicos, ciudadanos de a pie, a quienes la llamada de Dios los arrancaba de sus ocupaciones habituales.

Los profetas tenían características especiales. Las formas podían ser las mismas que aquellos otros inspirados: caían en éxtasis, hacían cosas extravagantes cargadas de significado, hablaban en verso, pronunciaban palabras que decían ser dictadas por Dios, etc. Pero la novedad de estos estaba en el fondo, no en la forma. Estaba en el contenido del mensaje que transmitían. Y eran venerados, temidos, e incluso odiados.

Ángel Aguirre

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