ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

sábado, 16 de abril de 2016

MUJERES DE LA BIBLIA: RUT Y NOEMI

          MUJERES DE LA BIBLIA 5: RUT Y NOEMI



          Rut, la moabita, la extranjera, de un pueblo “abominable”(Esdr 9, 14), por sus virtudes y, sobre todo, por el amor a su suegra Noemí, merece el premio y la recompensa de Dios, entrando a formar parte de la ilustre familia de los antepasados del rey David.

            La vida de estas dos mujeres está tan ligada, tan relacionada entre sí, que es imposible hablar de una sin mencionar a la otra. Ejemplo verdaderamente sorprendente de las buenas relaciones entre una suegra y una nuera.
            El hecho se sitúa en la época de los Jueces (siglo XII antes de Cristo): un matrimonio de Belén, Elimélek y Noemí se ve obligado a emigrar, debido al hambre y la carestía, con sus dos hijos Majlón y Kilión, al país de Moab. Al poco tiempo de llegar allí muere Elimélek. Sus dos hijos se casan con dos jóvenes del país,. Kilión con Orpa, y Majlón con Rut.
            Unos diez años más tarde que su padre, son arrebatados también por la muerte los dos hijos. Noemí se queda, pues, sin marido y sin hijos en un país extranjero.
            A las tres viudas, Noemí, Orpa y Rut, se les plantea el problema de la supervivencia. Al principio, y con el mismo cariño que habían demostrado a sus maridos, Orpa y Rut permanecen al lado de su suegra y la atienden. Pero Noemí, al tener noticia de que había cambiado la situación económica de su pueblo, decide volver a su patria para terminar el resto de sus días entre sus parientes de Belén de Judá.
            Las dos nueras la acompañan y quieren partir con ella. Noemí, sin embargo, actúa con prudencia. El cariño y los desvelos la halagan y conmueven, pero no puede cerrar los ojos a la realidad; las nueras son aún jóvenes y pueden casarse. Ella en cambio es ya vieja y nada puede hacer por ellas.
            Orpa, besa a su suegra, se despide de ella llorando y se vuelve a su pueblo; Rut, en cambio se queda a pesar de que Noemí insiste en que se vuelva. Rut le dice: “donde tú vayas iré yo... donde tú mueras, moriré yo.” (Rut 1, 16).
            La suegra y la nuera se van a Belén y el pueblo entero se alegra de la llegada de Noemí. Pero su situación económica era tan precaria que Rut tiene que ir al campo a recoger espigas; pero el campo era de Booz, pariente del difunto marido de Noemí. Hacen amistad y llega el matrimonio.
            Les nació un hijo a quien le pusieron el nombre de Obed (= el siervo de Yahvé). Las mujeres de Belén acudieron a felicitar a Noemí: “Bendito sea Dios, que no ha permitido que falte hoy al difunto un protector para perpetuar su nombre en Israel. Que sea el consuelo de tu alma y el apoyo de tu ancianidad, porque le ha dado a luz tu nuera, que tanto te quiere, y que es para ti mejor que siete hijos” (Rut 4, 14-15).
            Según la ley hebrea, Noemí era legalmente la madre del niño, como el difunto Elimélek era su padre. De este modo, por haber aceptado Rut y Booz sus deberes, Noemí se convierte en la bisabuela de David, ya que Obed fue padre de Isaí y éste, padre de David.
            Por otra parte, Rut, la extranjera del abominable país de Moab, no sólo entra a formar parte del pueblo de Israel, sino que ocupa un lugar en el linaje de los antepasados directos de David, y, por tanto, de Jesús de Nazaret.
            Cuando Mateo, en su Evangelio, nos da la genealogía de Jesús, “hijo de David, hijo de Abraham”, dice expresamente que “Booz engendró a Obed de Rut” (Mt 1, 5).

            La enseñanza de esta historia es muy valiosa. De ella se desprende que Dios tiene providencia de las personas que confían en Él, aunque los purifique a veces en el crisol de la tribulación.
Por Francisco Pellicer Valero

No hay comentarios:

Publicar un comentario