ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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martes, 24 de diciembre de 2013

NOCHEBUENA

Navidad
Misa de Medianoche


<El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande>

Los llamados a ser portadores de la luz
son los que más de cerca la reciben.
El cristiano es luz porque lleva la de Cristo.

Nos hacemos eco de la expectación de toda la humanidad. Dios ama a los hombres: son sus favoritos, Él nos salva. Pero su salvación está enraizada en la historia. Jesús de Nazaret aparece como la salvación de Dios, encarnado en la humanidad. Verdadero Dios por generación divina, y verdadero hombre por generación humana. Así es como se firma y sella la Alianza entre Dios y el hombre: en Jesús, Dios se hace carne, y el Hombre, sin dejar de serlo, es Dios.
De generación en generación, esta noche ha sido consagrada para la contemplación. Innumerables sentimientos y afectos se agolpan en los creyentes. Se celebra el Nacimiento de Jesús en Belén. La alegría de las familias reunidas, los sones de los villancicos pastoriles, la misma misa de medianoche, están rebosando de un sano folklore religioso. La humanidad, convertida en madre, recibe en sus brazos, de noche, a un niño todo luz, que despeja la tiniebla y salva.
En Jesús de Nazaret ha aparecido el amor tan grande que Dios tiene al hombre. Su primer nacimiento es causa de nuestro segundo nacimiento; su vida es vida para todos los hombres; en Él, desvalido e infante, Dios sale a nuestro encuentro. Este es el Salvador, en manos de María; adorado por los pastores; proclamado por los ángeles; celebrado en nuestra Eucaristía. ¿Qué otra cosa puede hacer la comunidad cristiana que dar gloria y alabanza a Dios por lo que ha visto y oído?
El acontecimiento salvador de Jesús de Nazaret es la Palabra definitiva dada por Dios al mundo. Dios mismo, como comunicado en el seno de la Trinidad y en la creación, se ha hecho carne. El Hijo ha puesto su morada en el mundo para que todos lleguemos a ser hijos de Dios. La luz se ha hecho patente en las tinieblas para que todo quede iluminado.
La Palabra de Dios está en el mundo. Hoy Dios, por medio de Cristo, se nos sigue comunicando. ¿Escuchamos y aceptamos por la fe esta Palabra salvadora? ¿Hemos llegado a conocer a Dios?

No la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.

La Virgen, a solas, piensa
qué hará
cuando al Rey de luz inmensa
parirá,
si de su divina esencia
temblará
o qué le podrá decir.

No la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.
(Sta. Teresa de Jesús)

Antífona de entrada.     Sal 2,7
El Señor me ha dicho: <Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy>.
Ó
Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro Salvador ha nacido en el mundo. Hoy, desde el cielo, ha descendido la paz sobre nosotros.

Oración colecta
¡Oh Dios!, que has iluminado esta noche santa con el nacimiento de Cristo, la luz verdadera; concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a los que hemos experimentado la claridad de su presencia en la tierra. Por nuestro Señor.

La Palabra de Dios.

Sinapsis:
La aparición de Jesús entre los hombres es luz que brilla entre las tinieblas, es gracia y presencia de Dios [Isaías]. Una gracia que salva y enseña [Pablo]. Y que viene en pobreza, como “señal” para su reconocimiento. La fuerza del cristiano radicará siempre en la debilidad (1Co 1,25): el pesebre, los pastores, el pueblo bajo, son los primeros en recibir la noticia [Lucas]
<Un hijo se nos ha dado>
Is  9,2-7 
¡El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre serán combustible, pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz.
Para dilatar el principado con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reno. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor lo realizará.

<Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor>
Sal  95,1-2.2-3.11-12.13
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre.
Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque.
Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra.

<Ha aparecido la gracia de Dios para todos los hombres>
Tt 2,11-14
Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda impiedad, y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.

Aleluya  
Lc 2,10-11
Aleluya, aleluya. Os traigo la buena noticia: os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Aleluya.

<La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros>
Lc 2,1-14
  En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.
 Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta.  Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto   y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
  En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió en claridad y se llenaron de gran temor.
 El ángel les dijo: -No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo:  hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
 Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, nuestras ofrendas en esta noche santa, y por este intercambio de dones, en el que nos muestras tu divina largueza, haznos partícipes de la divinidad de tu Hijo, que, al asumir la naturaleza humana, nos ha unido a la tuya de modo admirable. Por Jesucristo.

Prefacio de Navidad.
<Cristo, luz del mundo>.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión . Jn 1,14
La Palabra se hizo carne, y hemos contemplado su gloria..

Oración después de la comunión
A cuantos celebramos rebosantes de gozo el misterio del nacimiento de Cristo, concédenos, Señor, la gracia de vivir una visa santa y llegar así un día a la perfecta comunión con Cristo en la gloria. Por Jesucristo.











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