ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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viernes, 20 de septiembre de 2013

QUIERO TENER MI CORAZON PUESTO EN TI DEL TODO, SEÑOR

HOMILIA.  DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO. 22 SEPTIEMBRE 2013


En toda la Palabra revelada abundan las serias advertencias sobre el peligroso poder de las riquezas. Los profetas saben que el poseer obliga a unos hombres a ejercer de hecho sobre los demás un dominio no querido por Dios. Una cosa es tener medios suficientes o abundantes para vivir y otra es acumular para dominar.
Amós es el profeta más claro y más duro con los ricos de su tiempo que abusan de los que nada tienen. En nombre de Dios les echa en cara su delito y les advierte de que Dios no dejará impune su maldad.
La carta de Timoteo es una invitación a todas las comunidades cristianas para que lleven una vida coherente y pacífica con toda la sociedad. Nos encontramos con el tema de la oración cristiana. Para Pablo orar es dialogar con Dios, cuyo amor quiere la salvación de todos.
Lucas, por su parte, recoge palabras muy duras de Jesús advirtiéndonos de que no podemos hacer componendas con el dinero, queriendo establecer una forma de "servicio compartido".
El evangelio de hoy es muy claro; no admite muchas interpretaciones que quieran desviarlo de su verdadero sentido. Dejemos que sea Dios mismo quien dirija nuestra vida y quien nos conduzca por el camino que tiene trazado para nosotros.
""Basar la felicidad en los bienes materiales es la mejor manera de llegar a NO ser feliz""   Papa Francisco.
La parábola del administrador infiel puede ser un reflejo de muchas situaciones de injusticia y de corrupción que están sobre el tapete de nuestra vida. Se suele oir :"mientras no me pillen, yo barro para casa, me enriquezco".
Jesús sintetiza en una parábola el comportamiento corrupto de un administrador que es pillado en la extorsión. Y le felicita no por lo que hace, sino por la astucia que emplea.
Creo que muchas veces, ante casos notorios, o ante episodios que desbordan los márgenes de la vida ordinaria, reconocemos y admiramos: "¡Pero mira qué listos!  ¡Qué bien se lo montan! ¡Hay que reconocer lo astutos que son y la habilidad para retorcer los argumentos! Y la cosa cuela!" 
-¿Qué tiene que aprender el discípulo del administrador astuto? Lo primero de todo que Jesús pone como modelo de "ser espabilado" o "tener vista" a una persona a la que no se le puede aplaudir por lo que hace, pero sí por la astucia. Jesús parece que no quiere seguidores  apocados, miedosos ni timoratos. Ser seguidor de Jesucristo no está reñido con ser arriesgado, emprendedor, audaz, creativo... Pienso que en esto tenemos grandes ejemplos en muchos santos y santas, en fundadores y creyentes innovadores. A veces hay un seguimiento de Jesús que por miedo deja de hacer lo que tenía que hacer para implantar el Reino. Queremos tanta seguridad para emprender lo que hay que hacer, que no nos sentimos asegurados en Dios ni con la presencia de Dios. Somos invitados a ser justamente arriesgados.
-Leyendo la parábola hacia dentro hay que preguntarse: ¿Qué bienes me ha confiado Dios para su administración: aptitudes, valores, cosas, personas...? Si Dios me los ha dado, debo hacer uso de ellos para mi vida, ¿pero cómo? El uso correcto de los dones de Dios depende en parte de la época y medio social en que cada uno vive, pero "sagazmente" solamente procede el que los usa sin perder de perspectiva los bienes eternos.
¿Cómo administrar lo "santo" si no somos capaces de administrar los bienes que nos entregaron? Lo que se tiene no es propio; es don que hay que saber negociar, ser previsor.
El evangelista Lucas no cae en la trampa fácil de demonizar la economía, pero advierte a sus lectores de que el dinero pide toda la atención, pudiendo llegar incluso a la adoración. El dinero que es necesario puede pervertirse en un fin en sí mismo, queriendo ocupar el lugar de Dios; como si él pudiera salvar. Jesús nos dice en el evangelio: solo Dios salva; el dinero no puede salvar. Solo a Dios se le puede adorar; el culto al dinero es una idolatría.
Tendremos que formularnos con frecuencia la pregunta: ¿A quién estoy sirviendo?.

Quiero tener mi corazón, puesto en ti, del todo, Señor.
Quiero vivir en desapego para ganar en libertad interior.
Quiero sentirme ligero de equipaje y necesitar cada día menos,
para compartir un poco más y así vivir amando a los demás.


Alex Alonso Gilsanz
Párroco de Santiago Apóstol.  Ermua  -Vizcaya-

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