ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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viernes, 10 de febrero de 2012

LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSE

 

        SEXTO DOMINGO
MUERTE Y GLORIFICACIÓN DE SAN JOSÉ


              La Liturgia de las Horas contempla la hora postrera del Patriarca, asistido por el propio Jesús y por su Madre María.

El Evangelio nos recuerda cómo José había sido el sostén de María y Jesús y les procuró lo necesario con su trabajo diario, siendo ejemplo de una clara fidelidad.

En cuanto al momento en que murió San José, nada se sabe de cierto ni exacto, por lo que cabe hacer algunos análisis y precisiones.

              La última vez que San José aparece en los Evangelios es cuando Jesús tenía doce años, con motivo de su viaje familiar a Jerusalén y en el que, perdido Jesús, es encontrado a los dos días felizmente discutiendo con los doctores de la Ley.

             Parece cierto que la muerte debió acaecer antes de la vida pública de Jesús. En Me 6, 3, se contiene una pregunta orientativa: "¿Pero no es este el hijo de María"?. Los expertos están unánimes en que no se aludía a las madres sino cuando el padre ya había fallecido.

              No se nombra a José cuando la Virgen es invitada en Cana de Galilea. La frase "el hijo del carpintero" aplicada a Jesús parece asimismo sugerir el fallecimiento de José.

José no aparece en el momento de la muerte de Jesús; y María es confiada por Jesús a Juan, su discípulo predilecto.

De todo ello los autores resultan conformes en que la muerte de San José se remonta a poco antes del comienzo del ministerio público de Jesús.

En cuanto a la muerte en sí misma de San José hay unanimidad en cuanto a lo pacífica de la misma:Asistencia cariñosa y tierna hacia el que se quiere de verdad; que fue asistido por la piedad filial del que lloró la muerte de Lázaro...; que parece lógico que a San José se le haya proclamado el "Patrono de la buena muerte", pues ésta le alcanzó al lado mismo y asido de las manos de Jesús y María.

Recordamos que en la capilla del Convento-Colegio de San José de la Montaña, de nuestra ciudad, existe una pintura en uno de los laterales del altar, que recoge con singular dignidad esa muerte dulce del Patriarca.

También se han suscitado lo que podríamos llamar opiniones sobre la suerte de su alma. Algunos autores, afirmando que el alma de San José habría ido al seno de Abraham; y otros que, tomando por base el texto de Mt 27, 52, sostienen u opinan que, entre los resucitados aludidos en esa cita, se hallaría San José con lo que el glorioso patriarca estaría ya en el Cielo en cuerpo y alma.

Acabaremos con una cita de San Bernardino de Siena que decía: "Piadosamente se puede admitir pero no asegurar que el piadosísimo Hijo de Dios, Jesús, honrase con igual privilegio que a su Santísima Madre a su padre nutricio... para que, como aquella Santa Familia vivió junta en laboriosa vida y en gracia amorosa, así ahora en la gloria feliz reine con el cuerpo y alma en los Cielos".

Por Francisco Pellicer Valero



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