TEMAS ACTUALES DE ESCATOLOGÍA (I)
En mayo de 1979, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una carta con la finalidad de recordar a los Obispos de todas las conferencias episcopales del mundo, que no se olvide en las catequesis de hablar del tema de la "escatología" [del griego: "tratado de lo último") tema que se está olvidando, así como hace poco tratamos aquí de la carta del actual Papa en la que instaba a no olvidar el tema de la CREACION. Efectivamente, los antiguos tenían ideas muy claras sobre lo que se llamaban los "novísimos", cuya meditación se recomendaba como fuente de santidad y San Ignacio establecía en sus Ejercicios Espirituales.
Estas verdades sobre lo que hay después de la muerte constituyen, precisamente, el elemento fundamental para discernir entre quien cree y practica de verdad la religión trascendente, y quien afirma y practica el materialismo. Hay algunos que están en posturas intermedias, dubitativas, que hablan de un Ser Supremo, de "un más allá" inconcreto, abstracto, de algo lejano y sin consecuencias prácticas actuales, etc, etc, múltiples "irenismos" (pacifismos, escapismos), para contentar conciencias...Muchos cristianos coinciden con ideas de los no creyentes, tales como "la solidaridad entre hombres y pueblos", los "derechos del hombre" (no hablan del feto), de la calidad de vida, del derecho al trabajo, puntos éticos comunes a todos (y que demuestran existe una moral incrustada en la naturaleza del hombre por el Creador); pero ante la muerte los caminos se separan necesariamente por el gran dilema: el destino del hombre ¿trasciende las realidades materiales o se consume bajo tierra?.
El preguntarse por el "DESPUÉS" es inevitable, aunque algunos lo disimulen y traten de esquivarlo. De la contemplación de estas verdades escatológicas no puede ni debe nacer nada que sea fatídico para el hombre, sino solo esperanza (al menos para nosotros los que queremos ser creyentes en nuestra religión cristiana). Esas verdades no crean la muerte sino que la explican, tanto ella como lo que hay después de ella y así dan aliento a la esperanza. Anunciar la RESURRECCIÓN es la tarea fundamental de nuestra religión.
Hay una objeción muy corriente que dice: "Nadie ha vuelto nunca a contarlo". No es cierto: ¡Cristo ha vuelto! Como ha escrito Claudi Sorgi (gran escritor y periodista): "Si somos capaces de comunicar al mundo esta gran fe en la otra vida, en el encuentro con Jesucristo tras la muerte y la posterior resurrección de la carne, habremos quitado espacio a las desesperaciones modernas y antiguas y dado espacio a la esperanza, y al amor eterno, un amor más duradero que el "amor para toda la vida terrena".
Este es un tema de gran importancia para nuestra religión y, en realidad para cualquier ser humano aunque no le interese tratar de él. Se ha dicho que "la oficina de la escatología ha estado durante muchos siglos cerrada, pero en el siglo XX ha hecho horas extraordinarias". En efecto la moderna teología liberal ha tratado este tema de muy variadas maneras, tanto en el ámbito de la iglesia protestante como incluso de la católica. El Concilio Vaticano II tanto en la "Gaudium et spes" como en la "Lumen gentium" ha demostrado que es una doctrina esencial, y así lo ha manifestado ahora esta Carta de la Congregación para la Fe que comentamos que, ante la confusión que para el cristiano corriente puede causar tantas opiniones contradictorias, señala siete puntos fundamentales de la cuestión, para aclarar las ideas y las creencias, teniendo en cuenta, principalmente, que al final del Credo o símbolo apostólico que rezamos en las Misas, decimos todos: "Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén". Si no creemos en lo que decimos, ¿qué estamos haciendo? El edificio de nuestra fe se derrumbaría. (Continuará)
Por José María Catret Suay
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