EL ENTORNO DE LOS PROFETAS

EL ENTORNO DE LOS PROFETAS

"En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas." (Hb.1.1)

2.- DEFINICIÓN DEL ENTORNO

En el tiempo de los reyes, encontramos relativamente pocos grandes profetas en comparación con los numerosos funcionarios que ejercen de profetas en el culto de un santuario, y de los profetas de la corte de un rey (con frecuencia falsos profetas). Los grandes profetas son solitarios, arrancados de su profesión (agricultor, sacerdote...), y se presentaban como heraldos de Dios mismo llamados de una manera especial. Esa es su especificidad. La característica señera no está en una dogmática concreta, ni en una táctica política, sino en la fe que confía

El profetismo empezó en grupos de gente que se sintieron inspirados, y al compás de la música, traspuestos y en éxtasis, llenos del espíritu de Dios, profetizan. (I Sam. 10,5; 19, 20). Este fenómeno tuvo su nacimiento en tiempos de Samuel (s. IX a. C.). Después de Samuel, metidos ya en tiempos monárquicos, en las monarquías de David y Salomón, y en las monarquías surgidas con la división del reino, tenemos noticia de algunos profetas no escritores, como Natán, de la corte de David, de Gad, Ajías de la ciudad de Silo, y de un tal Semayas (I Re. 12,22) hasta que aparecen los populares y venerados Elias y Eliseo (s. IX a.C.)

El mensaje de estos heraldos de Dios tenía este trasfondo:

1)      Anunciaban la desaparición del estado hebreo por voluntad del mismo Yahvé, lo que producía mucho escándalo.

2)      Anunciaban que Yahvé no sólo era Dios de los hebreos, sino de todos los pueblos, o sea un judaismo de vocación universal.

3)      Anunciaban que la destrucción del pueblo judío estaba plenamente justificada. Sólo un verdadero cambio individual y colectivo, profundo y definitivo, un cambio de vida social y privada podría salvar a ese pueblo.

Esta intransigencia moral era una inmensa novedad histórica, por cuanto tiene lugar antes de que Confucio se pronuncie en China, antes de que Buda hable en la India, antes de que los griegos descubran la fuerza del destino. Dios nos pide que seamos puros, por encima de ritos y sacrificios.

" Yo os aventaré como paja

que lleva el viento del desierto.

Esta es tu suerte

la paga que te he asignado,

oráculo del Señor

por haberme olvidado

y haber confiado en la mentira" (Jr. 13,24-25)

Ángel Aguirre. Consiliario