Agustín Apaolaza, monje de Estíbaliz.
De la revista Estíbaliz 2014-1.
El misterio de María en la historia de la salvación
No cabe duda de que María ocupa un puesto relevante en la fe y en la vida del pueblo creyente. ¿Cómo se articula esta fe? ¿Dónde se apoya? ¿Con qué ojos debemos mirar a María? A lo largo de los siglos la doctrina mariana se ha desarrollado a partir de los datos bíblicos. Se ha recorrido mucho camino desde la Theotocos de Éfeso, pasando por la definición de la Asunción hasta llegar al Vaticano II. Y la reflexión postconciliar sobre María sigue su rumbo como se puede apreciar en la Revista Ephemeridesmariologicae.
¿Cómo presentar hoy a María en la catequesis, en la predicación, en las prácticas de devoción? ¿Cómo hacer el anuncio de María a los jóvenes? No tengo yo ninguna receta en esta materia, pero estoy convencido de que debemos seguir las orientaciones del Vat.II (Lumen Gentium, 52-59). María es presentada en el Vat. II en el cuadro de la historia de la salvación, una historia cuyo centro es Cristo resucitado y se prolonga en la Iglesia por medio del Espíritu. Es una mariología cristocéntrica. Así se evita el peligro de separar a María de Cristo y de la Iglesia, considerándola en sí misma, independiente en sus privilegios y su grandeza.
En estas líneas me limito a presentar la figura de María desde algunos textos del Nuevo Testamento, donde los primeros cristianos, y en especial S. Lucas, la ven realizando los planes de Dios en la historia de la humanidad al darnos al Mesías.
1. El anuncio del ángel a María (Lc 1,26-38)
Entre los textos referentes a María en el N.T., éste parece ser el más importante. Me limito a subrayar algunos de sus puntos:
¡ "Envió Dios al ángel Gabriel" (26). Es la continuación y realización del plan amoroso de Dios que manifestó en la creación, cuando quiso comunicar su vida divina a las criaturas y creó todas las cosas para su Hijo (Col 1,16). De esta manera quería infundir a todas las criaturas los rasgos de su Hijo. Y ahora con María llega la realización de ese proyecto de Dios.
¡ El saludo del ángel está lleno de optimismo: "Llena de gracia, el Señor está contigo" (28). María está llena de la belleza divina y con una ayuda muy especial de Dios para realizar su misión de madre del Salvador.
¡ En el diálogo del ángel con María, Lucas da más importancia al hijo que a la madre (32-33): este hijo será el Mesías esperado en el A.T.; será rey de la dinastía de David (Is 7,14; 9,6; 2 S 7,14-17; Sal 2,7).
¡ María aparece llena de sabiduría y madurez: no duda en exponer su dificultad: "¿Cómo será esto?" (34): actitud respetuosamente crítica. ¿Cómo puede ser virgen y madre?
¡ La respuesta del ángel le trae la solución: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" (35). El Espíritu actuó con su amor en la creación del mundo (Gen 1,2). Ese mismo Espíritu dará comienzo a la nueva creación al encarnar al Hijo de Dios en el seno de María.
¡ Ahora María hace su opción fundamental de por vida: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" (38). María disponible, esclava del Señor: escucha, cree y concibe. Su mérito consiste en creer. Se apoya sólo en la palabra de Dios y cree en lo imposible. Se entrega al poder de Dios, que triunfa en la pobreza. María actualiza y vive la fe de Abrahán (Gen 12,4).
2. La visita de María a su prima Isabel (Lc 1,39-45).
El sí de María a Dios despierta en ella una actitud de servicio. El Espíritu que se apoderó de María el día de la Anunciación es el dinamismo de Dios, que le lleva a vivir y comunicar el misterio del Salvador. En el pasaje anterior (Lc 1,26-38), Lucas ha dado preferencia al hijo. Aquí, en cambio, da preferencia a la madre. Podemos contemplar en esta escena a María caminando, llena de gozo por su maternal virginidad.
¡ María emprende un largo viaje, dejando su casa. Algo parecido al viaje de Abrahán (Gen 12,1.4). Había sabido por el ángel que su prima Isabel esperaba un hijo, y que estaba ya de seis meses (Lc 1,36). Pero Isabel era anciana, y la cercanía de María aún joven, podía serle útil. La que se había definido como "esclava del Señor" (1,38), se hace ahora esclava de los hombres: sirve al Señor a quien encuentra en los hermanos. El Fiat encuentra aquí su sentido pleno. Vemos a María con delantal.
¡ Pero el servicio de María no termina aquí. Además lleva a Jesús, y se lo comunica: "En cuanto Isabel oyó el saludo de María, el niño empezó a dar saltos en su seno" (41). El fiat de María no es de resignación, sino de gozo y de deseo, y empieza a vivir y comunicar el misterio del Salvador. Los apóstoles fueron testigos de Jesús hasta los confines de la tierra (Hch 1,8). María había hecho ya esto mismo. María modelo de los misioneros que llevan y comunican la Buena Noticia de Jesús.
3. El Magníficat de María (Lc 1,46-56).
Este poema es un comentario lírico a la concepción del niño que lleva María en su seno. Aparecen los sentimientos de María. La respuesta de María al ángel fue sencilla:"Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" (1,38). Ahora María expresa eso mismo con una formulación lírica. El mensaje del ángel se refería esencialmente al niño (1,32-33.35). Las alabanzas de Isabel se refieren a la madre (1,42-45). Ella es la que mejor podía explicar e interpretar lo que había ocurrido.
Este cántico está compuesto con elementos tomados de la tradición bíblica. María se expresa aquí con elementos de la experiencia espiritual de Israel. María aparece como la representante de su pueblo: testigo del amor y de la fidelidad de Dios. La concepción de Jesús es una intervención de Dios en la historia de la salvación. María ha descubierto el sentido de esta intervención de Dios, y la canta. ¿Cómo presenta María a Dios en esta intervención?
¡ Llama a Dios Señor: "Proclama mi alma la grandeza del Señor" (47). Es el Jahvé del A.T. Podemos imaginarnos las resonancias que tendría este término en boca de María: la grandeza de Dios, su inmensidad. María ha descubierto esta grandeza de Dios, y no tiene más que una palabra: Proclama. No es cuestión de explicar esta grandeza, sino de proclamarla. Decir que Dios es grande.
¡ A Dios llama también Salvador: "Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador" (47). En la encarnación de Jesús María descubre que ese Dios grande y transcendente es al mismo tiempo un Dios que salva, un Dios amigo, cercano. Ante ese Dios grande y Salvador, María no da explicaciones. No hay palabras que puedan explicar esa experiencia salvadora. María se alegra ante la maravilla de la salvación. Toda su vida se llena de gozo.
¡ María ha descubierto, además, en la
concepción de Jesús que Dios ha manifestado su misericordia: "Se ha acordado de su misericordia" (54). Dios ha sido fiel a su promesa, a su alianza, y concede esa misericordia a sus fieles (50). María celebra esa misericordia de Dios.
concepción de Jesús que Dios ha manifestado su misericordia: "Se ha acordado de su misericordia" (54). Dios ha sido fiel a su promesa, a su alianza, y concede esa misericordia a sus fieles (50). María celebra esa misericordia de Dios.
O Además, María ha descubierto en la concepción de Jesús que Dios es poderoso: "El poderoso ha hecho obras grandes por mí" (49). Se refiere probablemente a las maravillas realizadas por Dios en la liberación de su pueblo de la esclavitud de Egipto (Dt 10,21). La venida del Masías no tiene menor importancia que la salida de Egipto.
¡ La intervención salvadora de Dios que pasa a través de María en la encarnación de Jesús, llega a tres clases de personas: 1. Los fieles de Dios, los hombres religiosos que tratan de buscar a Dios (50), en oposición a los soberbios de corazón (51). 2. Los humildes (52) y los hambrientos (53), en oposición a los soberbios y ricos. Dios ha intervenido en la encarnación de Jesús, de manera especial para los que socialmente no pueden levantar cabeza. 3. Los descendientes de Abrahán(54-55). El niño que lleva María en su seno es la respuesta de Dios a las aspiraciones religiosas de los que temen a Dios, pero también a las aspiraciones socio-políticas de los marginados y de los pobres, como también a las aspiraciones del pueblo judío. Dios responde a todas estas aspiraciones por medio de su Hijo que se ha encarnado en María. Se subraya la colaboración de María en todo esto.
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