ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 30 de marzo de 2014

DIOS EN EL ARTE (I)

DIOS EN EL ARTE (I)











Antes de adentrarnos en este interesante tema, habremos de precisar qué entendemos por Arte y también, qué entendemos por Dios, porque desde un punto de vista teológico y cristiano, todos los que leemos estas circulares creo sabemos quién es Dios(aunque no podemos pretender saberlo todo de Él, ni mucho menos), pero cuando hablemos del Arte nos tendremos que referir ineludiblemente a las motivaciones sobrenaturales o supraterrenas que muchos hombres han tenido al desarrollar su arte desde la pre-historia hasta nuestros días. Para muchos de esos hombres la divinidad en la que han creído por la razón, no ha sido como la que nosotros, además de por la razón, conocemos por la Revelación. El hombre es un “ser religioso” y sus deseos, sus temores, han sido expresados por medio de diferentes modos artísticos, con una proyección hacia un “más allá” desconocido, temido o deseado. El Arte es una de las manifestaciones humanas donde más se nota el alma del hombre. Se ha definido el Arte como “una respiración del alma”.

Conviene detenernos brevemente en qué se entiende por Arte. El diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene una definición muy descriptiva y completa: “Arte es acto o facultad mediante los cuáles, valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, el hombre imita o expresa lo material o lo inmaterial, y crea, ya copiando, ya fantaseando”.

        El hombre imita lo inmaterial fantaseando, pues copiarlo es imposible, solo se copia lo material. Luego si el hombre, con su fantasía, su imaginación, puede expresar algo inmaterial es porque esa imaginación es una facultad de su espíritu, algo inmaterial que le ha sido dado al ser creado. El hombre siempre ha tenido la consciencia (por regla general) de que ha sido creado por un ser superior (o unos seres superiores( y debe a él su existencia e incluso, como se expresa en las pinturas rupestres, le debe su alimento diario (veamos escenas de Altamira y las múltiples cuevas del Levante).
        Cuando entramos ya en la Historia nos encontramos con las apasionadas manifestaciones artísticas de las primeras culturas: Babilonia, Egipto, Imperio azteca, los Incas... con claras invocaciones a los dioses, y a una vida posterior.

        Cuando la Academia define el arte dice que “el hombre crea”. El hombre copia o imagina, es el autor del arte, ya figurativo ya abstracto. El más abstracto es la composición musical. Pero sabemos que el verdadero autor del Arte es el Creador de todo, que se vale del hombre como instrumento, para ello lo ha hecho a su imagen y semejanza.

        El hombre, en cuanto artista, trata de crear Belleza. Ese es el fin del Arte, que a veces se consigue y a veces se persigue solamente... A veces la Belleza no se ve de la misma forma por todos y comienzan las disputas, las teorías. Ocurre que conceptos como Belleza, Calidad, Moral, Verdad, están discutidos, subjetivados. Cuando se pierde la idea de Dios, todo es relativo. Dios inculcó en el hombre el sentido de la Belleza, que algunos tratan de enmascarar.

        La relación entre Arte y Religión surgió espontáneamente. El Arte es contemplación de la belleza y ello nos colma de satisfacción y alegría, o nos llena de añoranza. Decía Plotino que la Belleza era “el resplandor del Ser trascendente” y que “las criaturas, con su hermosura, son señales que nos remiten a la belleza suprema”.


        La relación entre Arte y Religión es prácticamente total en la Edad Media. La vida está sacralizada, la cultura reside en los monasterios (Cluny, Cister, Cartuja...) No se concibe la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y la literatura, desligadas de lo religioso. El patrimonio artístico y religioso de esa época es monumental y un orgullo de la humanidad.

Por José Mª Catret




Fotos: Mª del Carmen Feliu

lunes, 24 de marzo de 2014

LA ENCARNACION (IV)


LA ENCARNACIÓN (IV)









VII.- POR QUÉ SE ATRIBUYE AL ESPÍRITU SANTO.- León XIII escribió en su Encíclica “Divinum illud munus“ lo siguiente: "Aunque obra de toda la Trinidad, la Encarnación se asigna como propia al Espíritu Santo". Y así dice de la Virgen el Evangelista: “Se encontró encinta por obra del Espíritu Santo“ (Mt 1, 18) y “Lo engendrado en ella es del Espíritu Santo“ (Mt 1,20) y “El Espíritu Santo vendrá sobre ti“ (Lc 1,35).
Santo Tomás da tres razones por las que conviene atribuir la Encarnación al Espíritu Santo:

PRIMERA.- Por parte de Dios, convenía que así fuera, ya que del máximo amor de Dios provino que el Hijo de Dios tomara carne en el seno de la Virgen, y el Espíritu Santo es amor del Padre y del Hijo.

SEGUNDA.- Por parte de la naturaleza, también convenía que así fuera, ya que la naturaleza humana fue asumida por el Hijo en unidad de Persona, no por razón de mérito alguno, sino de sola gracia, la cual se atribuye al Espíritu Santo según S.Pablo (1 Cor 12, 4).

TERCERA.- Porque así convenía también por razón del término de la Encarnación. Porque a esto se enderezaba la Encarnación: a que el Hombre que era concebido en las entrañas de la Virgen fuese Santo e Hijo de Dios (Lc 1, 35). Ahora bien, las dos cualidades se atribuyen al Espíritu Santo, que nos hace hijos de Dios y que es Espíritu santificador (1ª Rom 1, 4) (G. Alastruey, ”Tratado de la Virgen Santísima”, Pags. 90-91; Muñoz Iglesias, “El Espíritu Santo”, p.41).

VIII.- REPERCUSIONES PRACTICAS DE LA ENCARNACIÓN.- Veamos algunas repercusiones o consecuencias que la Encarnación ocasionó de carácter práctico:

PRIMERA.- El que Jesucristo sea perfecto Dios y perfecto Hombre, tiene como inmediata consecuencia en la Iglesia, su constitución divino-humana, no como dos aspectos totalmente independientes, sino compenetrados, de modo que lo visible sea la manifestación de lo divino, y que sea a través de ella como lleguemos a Cristo. Igualmente se da esta compenetración en los sacramentos: los elementos visibles y los dones de gracia están en estrecha ligazón.

SEGUNDA.- Cuestión aparte por su repercusión en nuestra vida merecen las consecuencias de la Encarnación para el cristiano. La ascesis cristiana ha de vivir: el valor de lo humano transcendido en Dios, la muerte al pecado y sus consecuencias para llevar una nueva vida en “carne” resucitada.
TERCERA.- Toda la grandeza y valor de la muerte y Resurrección de Jesús proviene de su Persona. Sin esa dimensión divina, la Pascua no sería tan central en la historia de la salvación.

Haciendo un paralelismo con nuestra vida, si no hay una santidad personal, una vivencia de Dios en nosotros, nuestra donación a los demás, nuestra entrega, carece de punto de apoyo, no tiene plenitud de sentido en Cristo.

CUARTA.- La asunción de lo humano por el Verbo nos orienta en una visión positiva de la ascesis. No se trata de matar al hombre para que resplandezca lo divino, sino de asumirlo quitando el pecado, pero en orden a que la unión sea perfecta. No es lo humano lo que choca con lo divino, sino el aspecto pecaminoso en que nace el hombre y que acepta por su pecado. Una lucha ascética, en claro sentido de Encarnación desarrolla la personalidad del hombre en todos sus aspectos.

QUINTA.- Tampoco las realidades terrenas se escapan a este enfoque. No en vano “Por El fueron creadas todas las cosas...y para El...y quiso también por medio de El reconciliar todas las cosas“ (Col 1, 15-20).
Así como en Cristo lo humano no deja de serlo por su unión con lo divino, por la Encarnación tampoco lo terrestre se hizo divino, como si se tratara de una especie de panteísmo, pero sí es verdad que nada de cuanto hay en la tierra se escapa a su influencia y es susceptible de una orientación hacia El. Autonomía de las realidades terrestres y abertura a lo divino es la gran lección de la Encarnación a cuantos se encuentran en su trabajo diario, metidos por su ser de hombre en un compromiso con el mundo. (M. Ponce Cuéllar, “Encarnación del Verbo“, G.E.R. ,Vol. VIII, págs 586-587 )

domingo, 23 de marzo de 2014

LA ENCARNACION (III)


LA ENCARNACIÓN ( III )







V.- EL “FIAT” DE MARÍA.- La respuesta de María pertenece íntima y necesariamente al decreto divino. Dios había preparado a la Virgen para este instante llenándola de gracia. Por tanto, habría sido muy difícil, en el marco de la libertad humana de María, una respuesta negativa. Pero Dios le revela su plan y quiere que María dé libremente su respuesta. Es precisamente cómo actúa Dios. Eleva al hombre a dialogar con Él y le permite que responda.
La respuesta de María es un acto de fe perfecto y total: “He aquí la esclava del Señor“ (Lc 1,38). Con ello expresa una actitud básica de entrega total a Dios, que es lo que constituye el CREER.
Sobre la base de esta sierva se levanta el “Fiat“, el “Hágase“. Esta afirmación  verbal no es una afirmación puramente objetiva, sino que incluye la voluntad de la persona que habla. María no constata, sino que desea, asiente gozosamente, se coloca personalmente del lado del "suceso“.
Dios, mediante la fe, opera esta respuesta que, por otro lado, pertenece a la persona con toda intensidad con la que puede pertenecer a una persona libre y creada. El deseo expresado en el “Fiat“, no se refiere a una acción suya propia, sino a la acción de Dios, a dejar que Dios realice algo. En la respuesta de María a la Revelación de Dios se refleja la actitud de la fe perfecta; y ésta, queda referida a la comunicación más perfecta y más básica del Dios Redentor.
Esta es la razón de que en la respuesta de María se realizara también el acto básico de la Redención de la humanidad, por cuanto se trata de un “acto“ de la humanidad, es decir, de la respuesta que acepta con fe.
En este acontecimiento de gracia, una Virgen es hecha fecunda; una mujer redimida desde su concepción engendra al Redentor. (Grimlmeier ; o.c.p. 913-914).

VI.- REACCIÓN DE SAN JOSÉ.- La fundación de un nuevo hogar israelita se realizaba a través de dos actos: uno preparatorio llamado “Los esponsales” y otro definitivo que era el “matrimonio”.
El primero no era una mera promesa, sino a maneras de un “matrimonio rato”, con sus consecuencias sociales y jurídicas: se llamaban ya esposos, la infidelidad incluía la pena de adulterio y para separarse hacía falta el “libelo de repudio”, y en caso de defunción del consorte la “desposada-esposa” quedaba viuda. No obstante se excluía la cohabitación y las relaciones matrimoniales.
Estando María y José desposados resultó que María quedó encinta. José se encuentra ante dos evidencias inconciliables: el hecho cierto de la concepción y una confianza absoluta en cuanto a la virtud inmaculada de su desposada.
En plan “justiciero” José pudo haber dado libre curso al derecho penal (según Dt 22, 20-21; ver Jn 8, 5) con la posibilidad de ser condenada María a la pena capital por adulterio; pero como era “justo”, es decir santo, en vez de denunciarla decidió separarse de Ella de una forma discreta. ( Dt 24, 1 s.s.).
Mas, cuando ya había tomado esta decisión un ángel del Señor, le dice en sueños: “...No tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el Hijo que espera viene del Espíritu Santo“ ( Mt 1, 20).
Cuando José despertó del sueño, recibió en su casa a María su esposa, conforme a lo que le había indicado el ángel del Señor. (Gomá Civit, Com. Ev. Mt 1, 32-39).







sábado, 22 de marzo de 2014

LA ENCARNACION (II)




LA ENCARNACIÓN ( II )



III.- FINALIDAD DE LA MISMA.- Si nos preguntamos con qué fin el Espíritu Santo realizó el acontecimiento de la Encarnación, la Palabra de Dios nos responde sintéticamente en la segunda Carta de S. Pedro: para hacernos “partícipes de la naturaleza divina“ (2 Pe 1,4).
Santo Tomás afirma: El Hijo Unigénito de Dios, queriendo que también nosotros fuéramos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza humana, para que, hecho Hombre, hiciese “dioses“ a los hombres, es decir, partícipes por gracia de la naturaleza divina. (Juan Pablo II , Ecclesia, 20-6-98, pag. 940).
La participación en la vida divina responde a la filiación (Jn 1,13; 3, 5; 1 Pe 1, 3). Por ella consigue el hombre superar la mortalidad (Schökel, "Com. Biblia del Peregrino, N.T.P. 605)

IV .- INICIATIVA DEL PADRE EN LA ENCARNACIÓN.- La entrada de Jesucristo en este mundo se presenta, en los textos correspondientes del Nuevo Testamento, ante todo y esencialmente como una acción de Dios Padre. Son, sobre todo, los textos citados de Mateo y Lucas, los que tratan del momento de la intersección entre eternidad e historia.
La entrada de Jesucristo en la historia tuvo lugar en virtud de la sola y plena paternidad de Dios Padre. Dicha paternidad no es una acción excluyente, ni ignora ni lesiona un derecho adquirido. A José no se le quita Jesús, sino que se le asigna; no se le hurta, sino que se le “ regala “; quien le hace ese don es el Padre mismo, que respeta el derecho natural de José como padre. Y José, con su libre decisión, acepta de Dios a Jesús como hijo suyo. Por otra parte, se afirma que Jesús no era hijo corporal de José.
Otra cuestión es la concepción de Jesucristo por María como Madre (Lc 1,35). Aunque todo sucede por iniciativa de Dios y el que ha de nacer es totalmente de Dios Padre, acontece de tal modo que tiene una Madre humana de verdad por la fuerza del Altísimo.
Dado que Dios es la fuente absoluta, perfecta y única de toda vida, debe darse en El, original y perfectamente, lo que el hombre y la mujer cumplen activamente como generadores de vida. La fuerza generadora que cada uno de ellos posee es una participación especial y parcial en el ser original de Dios, que les otorga dicha capacidad.
Esta paternidad de Dios para con Jesucristo, no se expresa con decir que Dios actúa en lugar de un padre terreno, (cosa que afirma Alastruey en su “Tratado de la Virgen Santísima", pag. 91), porque Dios es el principio generador único de todo Jesucristo.
María no engendra a Jesús, sino que, como Madre lo concibe de un modo especial, que no incluye nada que se parezca a la relación con un principio masculino del tipo que fuere. María, pues, no concibe a Jesús por medio de una activación de su feminidad. Pero esto no excluye el que María actuara su ser de mujer en relación con su Hijo, es decir, en relación con el Hijo de Dios; y lo hace en cuanto Madre. No obstante, sigue siendo Virgen. Su maternidad divina para con el Hijo de Dios no incluye nada que pueda sonar, ni remotamente, a una equiparación con Dios Padre. (R, Schulte, “El acontecimiento de Cristo Acción del Padre“ Mysterium Salutis, Vol. II, pags. 67-74)


viernes, 21 de marzo de 2014

LA ENCARNACION (I)


LA ENCARNACIÓN ( I )


I.- NOCIONES.- Los únicos textos del Nuevo Testamento que nos hablan de este tema son: Mt 1, 18-25; 1, 6; y Lc. 1,26-38.
La Encarnación es el acto por el cual el Hijo de Dios hizo suya la humanidad, tomando un alma y un cuerpo de hombre (Bouyer, "Dic. de Teología", pág.239).
El Catecismo de la Iglesia Católica añade algo más. Dice así: "La Iglesia llama “Encarnación“ al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación".(CEC, p.108).
La Encarnación es un misterio estrictamente sobrenatural, que sólo puede conocerse por Revelación; es la admirable unión de dos naturalezas, divina y humana, en la única Persona del Verbo, de la cual resulta Jesucristo, el Hijo de Dios y salvador de los hombres. Jesucristo es, pues, Dios; es Hombre, y es Dios-hombre u Hombre-Dios. (Blasi Bierbe, G.E.R. VIII, p.578).
Hemos de tener en cuenta que el comienzo de la existencia humana de Jesucristo no es el comienzo de una “persona humana“, cual es el caso de todos los demás hombres. En virtud del envío y poder del Padre es cómo el Hijo de Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad, ha asumido la naturaleza humana. Es el paso del Hijo de Dios de la eternidad divina a una existencia humana.(R. Schulte en “Mysterium Salutis“, Vol. III, pag. 73) .
La verdad sobre Jesucristo como verdadero Dios y verdadero Hombre fue sintéticamente formulada por el 4º Concilio ecuménico, el Concilio de Calcedonia (año 451).

II.- SU IMPORTANCIA .- La Concepción y el Nacimiento de Jesucristo son la obra más grande realizada por el Espíritu Santo en la historia de la salvación y de la creación.  (Dominum et Vivificantem, nº 50).
El Catecismo Alemán afirma que la Encarnación es la verdad más importante de la fe . (pag. 173). El P. Vilariño dice que es raíz y tronco de todos los misterios de nuestra Redención y santificación. ("Puntos de Catecismo", pag. 98).
La Sagrada Escritura –afirma Blasi Bierbe (o.c.p. 580)-, da testimonio de esta realidad, como de la más alta manifestación del amor de Dios (Jn 3,16).
La Encarnación de Dios-Hijo significa asumir la unidad con Dios, no sólo de la naturaleza humana, sino asumir también en ella, en cierto modo, todo lo que es “carne“: Toda la humanidad, todo el mundo visible y material ("Dom. et Viv." Nº 50).
Los Santos Padres calificaban el misterio de la Encarnación de inefable, inescrutable, inexplicable, superior a toda inteligencia humana (Glez. Gil, “Cristo, misterio de Dios”, I,294).
Desde una perspectiva histórico-salvífica vemos en la Anunciación, en la que María se convierte en Madre de Dios, el acontecimiento central de su vida y de su misión (A. Muller, en “Mysterium Salutis”, vol. III, pag. 907).

jueves, 20 de marzo de 2014

JESUS, HIJO DEL HOMBRE



JESUS, HIJO DEL HOMBRE


El título "HIJO DEL HOMBRE" es el que con más seguridad sabemos que Jesús utilizó para designarse a sí mismo (J. Jeremías, "Teolog. N.T.", pág. 300). Pero, curiosamente, el Maestro no dice nunca: "Yo el Hijo del Hombre", sino que habla siempre en tercera persona, como si se tratara de otro (Schelkle, "Teol. N. T.", vol. II, p. 287). Tenemos el testimonio unánime de los cuatro evangelistas, ya que aparece este título en los mismos 82 veces: 14 en S. Marcos, 30 en S. Mateo, 25 en S. Lucas y 13 en S. Juan (Glez. Gil, "Cristo, misterio de Dios", vol. II, p. 267).
            En cuanto a su significado, es equivalente a "hombre", "un individuo cualquiera" en casi un centenar de veces que lo encontramos en el profeta Ezequiel y en el Salmo 8, 5. Pero en el Nuevo Testamento nunca tuvo este significado de simple hombre (más adelante hablaremos de la profecía de Daniel).
            Lo típico de este título, tal como lo usan los Evangelios, es la amplitud del arco de su significación, porque con él se abarca desde la vida pública de Jesús hasta la Parusía (segunda venida de Cristo).
            Los textos relativos al "Hijo del Hombre" corresponden a tres categorías:
            PRIMERA.- Son los textos empleados durante su ministerio acentuando su misión, su actividad y su poder. Veamos algunos ejemplos: "El sembrador de la buena semilla es el Hijo del Hombre" (Mt 13, 37). "El Hijo del Hombre ha venido a buscar lo que estaba perdido" (Lc 19, 10). "El Hijo del Hombre tiene potestad para perdonar los pecados" (Mc 2, 10). "El Hijo del Hombre es también Señor del sábado" (Mc 2, 28).
            SEGUNDA.- A la segunda categoría pertenecen los textos que indican humillación. Como ejemplos podemos ver las tres predicciones de su Pasión y Muerte, en las que anuncia que el Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres y le darán muerte: Mc 8, 31; 9, 31; 10, 33-34.
            TERCERA.- En la tercera categoría se incluyen los textos de gloria. Como ejemplos podemos ver el final de las

predicciones anteriores en las que anuncia su Resurrección. Veamos el texto de la primera de las predicciones: "Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar a los tres días". (Mc 8, 31).
            Veamos ahora el significado de este título en la profecía de Daniel: (Dn 7,1-14). Este profeta ve salir del abismo, una tras otra, cuatro bestias que representan otros tantos imperios paganos. Después aparece una figura como "hijo de hombre" que venía con las nubes del cielo y tenía origen celeste, el cual se implanta sobre las ruinas de los imperios hostiles y adelantándose hacia Dios recibe de Él el señorío universal: "A Él se le dio el imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás" (Dn 7,13-14).
            Encontramos una confirmación de que Jesús tuvo en cuenta este pasaje de Daniel al autodesignarse de esta manera en la confesión de su identidad ante el Sanedrín. La afirmación ante Caifás de que el citado oráculo profético va a cumplirse en Él (Mt 26, 64) supuso para Jesús su condena a muerte (Galot: "La conciencia de Jesús", p. 42).
            Mas la Pasión y Muerte fue el camino que condujo a Jesús a la Resurrección; a su vez, esta glorificación, le abrió el horizonte hacia la Parusía en la que el Hijo del Hombre juzgará a todos los hombres (Mt 25, 31 s.s.).
            En San Juan el Hijo del Hombre, como el de Daniel, desciende de los cielos, pero no para el juicio final, sino para testimoniarnos lo que allí ha visto y volver después adonde estaba primero, junto a Dios: "Nadie sube al cielo sino el que baja del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo" (Jn 3, 13).

Francisco Pellicer Valero



domingo, 16 de marzo de 2014

Novenario por las almas de Paco y Mercedes

Novenario por las almas de nuestros queridísimos Presidente de la Asociación, Francisco de Paula Pellicer Valero y su amada esposa Mercedes Gómez Lliso:

En nuestra Parroquia San Miguel y San Sebastián, se celebrará la Santa Misa por las almas de Paco y Mercedes los días 2 de cada mes, a las 11:30 horas, durante todo el año 2014.


La Gracia del Señor, que inundó todo el trayecto vital de nuestro añorado Presidente y su esposa, será la Luz que ilumine desde el Cielo a nuestra Asociación.

Os invitamos a unirnos en la plegaria y en el sentir más profundo a esta Celebración Parroquial.


V. Ne recordéris peccáta mea, Dómine.

R. Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.

V. Dírige, Dómine, Deus meus, in conspéctu tuo viam

meam.

R. Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.

V. Réquiem ætérnam dona eis Dómine, et lux

perpétua lúceat eis.

R. Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.

Kyrie, eléison, Christe, eléison. Kyrie, eléison.

Pater noster...

V. A porta ínferi.

R. Erue, Dómine, ánimas eórum.

V. Requiescant in pace.

R. Amen.

V. Dómine, exáudi oratiónem meam.

R. Et clámor meus ad te véniat.

V. Dóminus vobíscum.

R. Et cum spíritu túo.

Orémus: Absólve, quæsumus, Dómine, ánimam fámuli tui FRANCISCO, fámulæ tuæ  MERCEDES ab omni vínculo delictórum: ut, in

resurrectiónis glória, ínter Sanctos et eléctos tuos resuscitata

respíret. Per Chrístum Dóminum nostrum. 

R. Amen.

V. Réquiem ætérnam dona eis, Dómine.

R. Et lux perpétua lúceat eis.

sábado, 15 de marzo de 2014

TODOS LOS DIAS DE MI VIDA. RETIRO MES DE MARZO

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todos los días de mi vida 
retiro de marzo
+
s t a t i o
Statio, stop, párate…Date cuenta: Estamos en la cuaresma, en los cuarenta días antes de la Pascua 2014. No es una cuaresma más, es la única cuaresma de la que disponemos para regresar al Dios Crucificado, Resucitado, Entregado…para volver a nuestras raíces, a la casa paterna…para abandonar la intemperie y entrar en la intimidad de su amor, de su Alianza nueva y eterna. Son días esenciales, días de gracia, días de fuertes trabajos de amor.
Cuarenta días con sus cuarenta noches, que el Señor, nuestro Dios, anda caminando con nosotros, cuarenta días conduciéndonos, cuarenta días sosteniéndonos, cuarenta días animándonos, alentándonos, hablándonos al oído del corazón. Date cuenta de “este momento”. Para tus rutinas. Escucha.
Ven, Espíritu Santo…Ven…Visítanos… Llénanos…Mira el vacío, si Tú nos faltas por dentro.
l e c t i o
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida
 y habitaré en la casa del Señor
 por años sin término

(SALMO  XXII)
+
m e d i t a t i o
+ Los días de tu vida ya van siendo muchos, y la gran parte de ellos son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan (SALMO LXXXIX, 10). Fatiga inútil porque, si Yo no te construyo, en vano te levantas todos los días; si Yo no te guardo, en vano andas vigilante y reflexivo (confert: SALMO XXVI, 1). Pero Yo soy tu amigo, tú eres mi amigo(confert: JUAN XV, 15) y Yo velo tu sueño y te nutro mientras duermes (confert: SALMO XXVI, 2) y te renuevo interiormente sin que me molestes, sin que te enteres. Mientras duermes, Yo te sigo amando, cuidando y sirviendo, porque Yo te quiero con amor eterno  (ISAÍASLIV, 8). Mi bondad y mi eterna misericordia te acompañan en todas tus sendas, todos los días y todas las noches de tu vida.
Cuando eres bueno y obras el bien. Mi bondad te acompaña; cuando obras el mal, que llevas en tu corazón y te contamina, te mancha, te hace impuro, entonces te acompaña mi misericordia (confert: MARCOS VII, 21-23).  En lo bueno y en lo malo, Yo estoy contigo todos los días de tu vida, porque estamos unidos en la alianza del Espíritu Santo…y Yo soy fiel (confert: IIª TIMOTEO II, 13)No temas, nada temas, soy Yo, estoy siempre contigo, todas tus sendas me son familiares (confert: SALMO X, 00).Dominus tecum, estoy contigo. Y estad seguros que Yo estaré con vosotros día tras día, hasta el fin del mundo ( MATEO XXVIII, 20).
Tu percepción del tiempo, de los días de tu vida, no coincide con la mía. Para Mí, un día es como mil años y mil años son como un día (Iª PEDRO III, 8)pues mil años amis ojos son un ayer que pasó, una vigilia en la noche (confert: SALMO XC, 4)El amor es así: no se aburre ni se cansa en mil años, y en un solo día, en un solo instante, se pueden llenar todos los abismos del corazón
Mi pequeño y amado discípulo, Yo te he acompañado, he estado a tu lado, contigo y en ti, todos los días de tu vida, con bondad, con misericordia. Yo soy tu buen pastor, que doy la vida por ti (confert: JUAN  X, 11). Aunque tú no hayas sabido estar conmigo, Yo siempre estoy contigo. Todas las cuaresmas de tu vida he estado contigo, también cuando eras niño y no entendías… Yo le he pedido al Padre este deseo mío que tú conoces: Padre, deseo que los que tú me has dado estén conmigo allí donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo (JUAN XV,  24). Le he pedido “estar juntos, estar conmigo”, porque el amor desea estar juntos, no unas horas solamente, el tiempo formal de la oración, sino el día entero, y mil años, siempre…
¿Crees esto, te crees este deseo mío?  Te estoy mostrando que deseo tu compañía, que deseo que andes y estés conmigo, donde Yo esté…te estoy pidiendo de beber… te estoy desvelando, revelando, mi sed de ti, de todos los días de tu vida… El que te ama es como un corzo, un cervatillo (confert: CANTAR II, 9) que busca sediento corrientes de agua (confert: SALMO XLI, 2)…Así te busco a ti, así te busca tu Dios…¿Te crees esto?
El primer motivo de mi llamada,  de la vocación que hice y hago sobre ti, es para que estés conmigo todos los días de tu vida (confert: MARCOS III, 14). Después para la misión que te encomendé, capacitándote con el don y los carismas del Espíritu Santo. Sin intimidad conmigo, con tu Maestro y Señor (confert: JUAN XIII, 13), la misión se reduce a función y tú a funcionario. Pero lo primero y fundamental es estar conmigo, como Yo estoy contigo con la bondad y la misericordia de mi amor, un amor que vence el tiempo y todos sus errores y mudanzas.
Una vez más te lo declaro: Yo lo quiero todo de ti. No quiero mucho, lo quiero todo, lo bueno y lo malo, el trigo limpio de tu vida y la cizaña de tus faltas y pecados… Cuando te encuentro caído, herido, perdido…me alegro mucho de encontrarte y poder ayudarte, y te cargo muy contento sobre mis hombros (confert: LUCAS XV, 5), porque soy tu pastor y dejo las noventa y nueve para atenderte a ti, personalmente a ti, porque tu vida es única y distinta; la vida de cada hombre, de cada mujer, es única y distinta. Lo que me importa es “cada uno” (confert: SALMO X, 00), lo que me importa es que eres tú…Y sólo tú eres tú. Las personas no son objetos intercambiables. Cada uno es único para Mí, para Dios…Pero ¿te crees este amor mío tan particular que tengo por ti?
Sólo tenemos un día, el hoy, y éste nos ha sido dado, porque nada tenemos en propiedad. No disponemos del tiempo, es del Señor:
Jesucristo Ayer y Hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega,
suyo es el tiempo y la eternidad.

(VIGILIA PASCUAL, Bendición del Cirio)

o r a t i o
1 El Señor es mi pastor; nada me falta.
2 Me hace descansar en verdes pastosme guíaa arroyos de tranquilas aguas,
3 me da nuevas fuerzas   me lleva por caminos rectoshaciendo honor a su nombre.
4 Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigotu vara y tu cayado me inspiran confianza.
Me has preparado un banquete  ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume sobre mi cabeza y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días,
y en tu casaoh Señor, por siempre viviré.

 (SALMO XXII)

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c o n t e m p l a t i o

Déjate llevar, déjate conducir por el deseo de Dios, que ha encendido en ti el mismo Espíritu Santo, Paráclito nuestro. Nadie puede venir a mí si mi Padre no lo atrae (JUAN VI)
No te hacen falta palabras, sólo deseo de este Dios, de este Amor incomparable, divino, eterno, firme como los montes, que abarca todos los días de tu vida, por siempre.
Cierra los ojos como para que nada te distraiga de sus ojos, de su mirada sobre ti, de su presencia… y ama humildemente, silenciosamente, ama a Quien te ama eternamente, antes de que nacieras, antes de crear el mundo…Ámale tú sin palabras, sólo con la mirada del corazón, todo el tiempo que puedas.


II DOMINGO DE CUARESMA

<Los que habían anunciado al Mesías ven su luz;
los que tienen que anunciarlo verán antes su cruz>

Basílica de la Transfiguración- Monte Tabor

La luz del Tabor no es para sentirse cómodamente instalados;
hay que bajar al llano y anunciar la luz desde la Cruz.


Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol den Ermua, Diócesis de Bilbao.
Alex Alonso Gilsanz, párroco.

Domingo II de Cuaresma
16 de marzo de 2014



El que quiera llegar a la mejor comprensión posible de Jesús,
debe intentarlo sobre todo en este episodio del Tabor

(E. Drewermann)


Procura que cada celebración eucarística en esta Cuaresma sea para ti
como un Tabor de transfiguración en el que experimentes la gloria del Señor.

El segundo domingo de Cuaresma es casi una antítesis del primero. Donde había duda, aquí hay fe; donde había castigo, aquí hay bendición; donde había desierto, aquí hay montaña; donde había tentación, aquí hay experiencia de Dios, donde había sufrimiento, aquí hay dicha plenificante; donde había pecado, aquí hay gracia y santidad.
El Dios de Abraham -vemos en la primera lectura- es un Dios que se acerca, un Dios que pide y exige, pero sobre todo es un Dios que promete y bendice. No es Dios sedentario, es peregrino; no quiere que nos instalemos, sino que crezcamos, que busquemos, que nos ilusionemos.
Si Abraham tenía que salir de su tierra y su casa, el discípulo de Cristo tiene que ir a predicar el Evangelio. Evangelizar es apasionante, pero puede resultar un trabajo duro y arriesgado. Así lo fue para Pablo y para sus colaboradores, como Timoteo. Si antes las promesas se significaban en la Tierra Prometida, ahora todo se concentra en Jesucristo.
Subir la montaña es un signo de superación personal. Es también un lugar apropiado para orar, como si estuviéramos más cerca del cielo. Pero el Tabor es más, es una gozosa experiencia de Dios, es un anticipo de la gloria de la Pascua. Es, por lo mismo, una razón segura para creer y para esperar.
El pasaje clave en este Evangelio de la Transfiguración son, sin duda, las palabras dirigidas por el Padre a los tres discípulos preferidos de Jesús: "Este es mi Hijo amado: escuchadle".
Las personas parece que ya no tenemos tiempo para escuchar. Nos resulta difícil acercarnos en silencio, con calma y sin prejuicios al corazón del otro para escuchar el mensaje que todo ser humano nos puede comunicar.
En este contexto, tampoco resulta extraño que a los cristianos se nos haya olvidado que ser creyente es vivir escuchando a Jesús. Y, sin embargo, solamente desde esa escucha, cobra su verdadero sentido y originalidad la vida cristiana. Más aún, solo desde la escucha nace la verdadera fe.
Un famoso médico psiquiatra decía en cierta ocasión: "Cuando un enfermo empieza a escucharme o a escuchar de verdad a otros... entonces, está ya curado". Algo semejante se puede decir del creyente. Si comienzas a escuchar de verdad a Dios, estás salvado.
La experiencia de escuchar a Jesús puede ser desconcertante. No es el que nosotros esperábamos o habíamos imaginado. Incluso puede suceder que, en un primer momento, decepcione nuestras pretensiones o expectativas.
Su persona se nos escapa. No encaja en nuestros esquemas normales. Sentimos que nos arranca de nuestras falsas seguridades e intuimos que nos conduce hacia la verdad última de la vida. Una verdad que nos cuesta mucho aceptar.
Pero si la escucha es sincera y paciente, hay algo que se nos va imponiendo. Encontrarse con Jesús es descubrir, por fin, a alguien que dice la verdad. Alguien que sabe por qué vivir y por qué morir. Más aún, alguien que es la Verdad.
Entonces, empieza a iluminarse nuestra vida con una luz nueva. Comenzamos a descubrir con él cuál es la manera más humana de enfrentarse a los problemas de la vida y al misterio de la muerte.
Nos damos cuenta de dónde están las grandes equivocaciones y errores de nuestro vivir diario.
¿Cómo responder hoy a esta invitación dirigida a los discípulos en la montaña de la Transfiguración? "Este es mi Hijo amado. Escuchadle".
Quizá tengamos que empezar por elevar desde el fondo de nuestro corazón esa súplica que repiten los monjes del monte Athos: "Oh Dios, dame un corazón que sepa escuchar".

Tú eres el Hijo.
Tú eres el amado.
De ahí nace tu fuerza, tu coraje, tu alegría.
Quiero estar siempre contigo.
Y, como tú, sentirme hijo-hija amado por el
Dios de la belleza y de la ternura.