ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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sábado, 17 de septiembre de 2016

MUJERES DE LA BIBLIA: LA MUJER ENCORVADA

MUJERES DE LA BIBLIA 17: LA MUJER ENCORVADA




“Enseñando Jesús un día de sábado en la sinagoga, he aquí que vino allí una mujer que por espacio de 18 años padecía una enfermedad causada por un maligno espíritu, y andaba encorvada, sin poder mirar poco ni mucho hacia arriba.

        Como la viese Jesús, llamóla a sí y le dijo: Mujer, libre quedas de tu achaque”. Puso sobre ella las manos y se enderezó al momento y daba gracias y alabanzas a Dios” (Lc 13, 10-17).

        Durante largos años había renunciado ya a toda esperanza de verse jamás curada. Según el diagnóstico médico se trataba de una afección crónica de las articulaciones, de modo que una curación completa era imposible por vía natural.

        Jesús tuvo compasión de ella y sin esperar a que la enferma le pidiese remedio la llamó a así e imponiéndole la mano como símbolo de infundirle nuevas fuerzas consiguió su curación.

        La fe sincera de la mujer se manifestó en dar gloria a Dios inmediatamente después de la curación y alabarle ante toda la comunidad por su gran misericordia.

        Nadie podía dudar de que se trataba de una milagrosa intervención divina. Sin embargo, el jefe de la sinagoga adoptó uno de los más tristes testimonios de odio obcecado de los fariseos contra Jesús: “Indignado de que Jesús hiciera esta cura en sábado dijo al pueblo: seis días hay destinados al trabajo; en esos podéis venir a curaros y no en el día de sábado.”

        El reproche iba dirigido a la comunidad, pero la intención era herir al Nazareno odiado. Al Mesías, conocedor de los corazones, no se le escapaba el sentido verdadero de las palabras y no titubeó en abrir los ojos del pueblo: “Más el Señor dirigiéndole a él la palabra, dijo: ¡Hipócritas! ¿Cada uno de vosotros no suelta su buey o su asno del pesebre aunque sea sábado y los lleva a abrevar?
        Y a esta hija de Abraham, a quien Satanás ató hace ya 18 años ¿no había que soltarla de su cadena en sábado?

        Según iba diciendo esto se abochornaron sus adversarios, mientras toda la gente se alegraba de tantos portentos como hacía.”

        Jesús censura con energía la interpretación torcida de la Ley que hace el jefe de la sinagoga y pone de relieve la necesidad de la misericordia y de la comprensión, que es lo que agrada a Dios.

        Pero el punto en que queda más al descubierto el jefe de la sinagoga fue en su desprecio de la mujer. Si el milagro se hubiera obrado en la persona de un fariseo, seguramente no habrían hecho hincapié en el día de sábado, más aquella mujer le era más extraña que las bestias en su establo. Y con todo, ella es, como observa Jesús, una “hija de Abraham”, un miembro del pueblo escogido y hasta merece este título más que el fariseo el de “hijo de Abraham”, ya que este ha heredado menos del espíritu ancestral que la mujer despreciada. Así, este milagro es un testimonio de la igualdad religiosa de la mujer en el reino de Cristo.


 Por Francisco Pellicer Valero

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