ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 26 de julio de 2015

EL ESPIRITU SANTO XI

ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO “ FUERA “ DE LA IGLESIA



Los estudios sobre el Espíritu Santo han experimentado, especialmente a raíz del Concilio Vaticano II, un admirable ensanchamiento de su horizonte.



ANTECEDENTES.-
Aunque el ámbito privilegiado de la acción del Espíritu Santo es la Iglesia visible, podemos encontrar a través de la historia muchos antecedentes referentes a la acción del Espíritu fuera de la misma.

Ya los autores anteriores a la Escolástica admitían que el Espíritu Santo es el principio de todo conocimiento verdadero. Abelardo fue acusado en el concilio de SENS, 1140, de hacer del Espíritu Santo el alma del mundo. En la Edad Media se citaba la siguiente frase atribuida a San Ambrosio: ”Toda verdad venga de donde viniere es del Espíritu Santo”.(1).

A comienzos de la Edad Moderna se descubrieron nuevos continentes y culturas sin contacto alguno con el cristianismo; en relación con este acontecimiento, la Iglesia afirmó en 1713 que la gracia también actúa fuera de la Iglesia visible católico-romana. El Papa Pío IX enseñó con toda claridad que Dios no niega su gracia a quienes viven según su conciencia y sin culpa voluntaria, no conocen la Iglesia de Cristo, sino que cumplen la voluntad de Dios tal como alcanzan a conocerla en su situación.(2).

HOY se acepta con naturalidad la idea de que el Espíritu Santo no limita su acción salvífica al ámbito de la Iglesia visible, sino que está activamente presente en todo tiempo y lugar, y ejerce su influjo liberador y vivificante en el corazón del ser humano. A esta convicción se ha llegado desde diversos ángulos y a través de un proceso de maduración en lo referente a ciertas cuestiones:

1ª.- En primer lugar, se ha madurado en la comprensión cada vez más realista y efectiva   de la voluntad salvífica universal de Dios (Tm 2,4). De hecho, Juan Pablo II asocia la presencia activa del Espíritu Santo en todo lugar y tiempo a esta voluntad salvífica universal (3).

2ª.- También desde la perspectiva de la Iglesia se ha producido un proceso de apertura,  superando el axioma: “Fuera de la Iglesia no hay salvación”. El C. Vaticano II reconoce que los que no  han recibido el Evangelio, están relacionados con la Iglesia de diversos modos y no están privados de la gracia de  Cristo (4).

3ª.- También ha influido en esta nueva visión el actual fenómeno de acercamiento de los    pueblos, debido en gran parte a los poderosos medios de comunicación. Cada vez el mundo se ve más como una gran familia humana y siente la necesidad de la solidaridad.(5).

4ª.- Al mismo tiempo que estos factores, se ha ido desarrollando una teología del Espíritu Santo, tendiendo a liberarse poco a poco de la estrechez en que la habían encerrado algunos manuales. Y el Espíritu Santo ha recuperado la libertad de acción (Jn 3,8), que nunca debió perder, ya que ésta la define esencialmente   : ”Donde está el Espíritu del Señor , allí está la libertad“ (6).

5ª.- El C. VATICANO II ha sido determinante para este cambio, dirigiendo la mirada más allá de los confines visibles de la Iglesia, a la humanidad entera, viéndola a la luz cristiana como campo donde tiene lugar la permanente acción salvífica del Espíritu Santo, afirmando en sus documentos  la presencia salvífica en el interior del mundo y su asombrosa creatividad en los diversos campos de la vida humana: “El Espíritu Santo actúa en el corazón de todo hombre de buena voluntad” (7).



6ª.- El pensamiento de Juan Pablo II tiene como punto de partida la doctrina del C. Vaticano II, pero su magisterio ha representado un verdadero progreso. En el número 53 de su mencionada Encíclica  afirma: Debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma que sólo Él conoce, se asocien al misterio pascual.

Pero donde más se nota la impronta que el Papa ha infundido a la doctrina del Espíritu Santo es en que no limita su acción a los individuos, sino que se extiende también a las instituciones y a los procesos históricos.(8).

Como final de este artículo y resumen de todo lo anterior podemos asegurar que el Espíritu Santo despliega una actividad salvífica universal en el corazón de los hombres y en el interior de los grupos humanos, de las culturas y de las religiones.(9).





(1) Ives Congar:El Espíritu Santo,o.c.pág.423 s.
(2) Catesismo Alemán,o.c.pág.290
(3) Encíclica” Dominum et Vivificantem “ nº 64.
(4) Lumen Gentium,nº16.
(5) Gaudium et Spes, nº 4 y 26.
(6) 2 Cor 3,17.
(7) Gaudium et Spes,nº 22.
(8) R.M.”Redemptoris missio” nº 28.


(9) Barrachina Carbonell:Presencia salvífica del Espírutu Santo más allá del ámbito de la Iglesia visible.Com.”Dominum et Vivificantem”.Ed.Edicep.Valencia,1998,págs.219-232.


Por Francisco Pellicer Valero
Fotografía: Mª del Carmen Feliu Aguilella

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