LOS CARISMAS (2)
V.- Los carismas dependen
exclusivamente del Espíritu Santo.-
Los carismas, como
dependientes exclusivamente de la voluntad del Espíritu Santo, su existencia y
su distribución no se ajustan a cánones que nos sean conocidos. No podemos
decir que solamente existen determinados carismas, por la sencilla razón que el
Espíritu tiene la iniciativa y puede hacer aparecer infinidad de ellos además
de los que conocemos.
Tampoco
podemos afirmar que determinados carismas sean para determinadas personas,
porque el Espíritu los da a quien quiere. En consecuencia, es imposible
catalogar estos dones exhaustivamente y exponer las normas que rigen su
distribución.
Sin
embargo, esto no quiere decir que haya anarquía en la aparición y distribución
de los carismas, porque esto depende de la voluntad del Espíritu, que no es
ciega, sino que está ordenada por la sabiduría del propio Espíritu. (5)
VI.- Los carismas y la
jerarquía.-
Los dones extraordinarios no hay que
pedirlos temerariamente, ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos
de los trabajos apostólicos, sino que el juicio sobre su autenticidad y sobre
su aplicación pertenece a los que presiden la Iglesia, a quienes compete sobre
todo no apagar el Espíritu, sino probarlo todo y retener lo bueno. (1Tes
5,19-21).
Los
carismas vistosos suscitan fácilmente un entusiasmo desmesurado, que puede
llevar a grandes ilusiones. Un texto sumamente severo de S. Mateo pone en
guardia contra estas ilusiones: Es posible hacer milagros y otras cosas
extraordinarias y olvidar al mismo
tiempo los aspectos esenciales de la vida cristiana. En Mt 7, 21-23, a los que han hecho
milagros el Señor les dirá: “nunca os
conocí; apartaos de mí, obradores de iniquidad“.
San Pablo
se sitúa en esta misma perspectiva cuando observa que sin la caridad carecen
totalmente de utilidad los carismas más impresionantes. (1 Cor 13 , 1-3).(6)
VII.- Estructura de la
iglesia.-
La oposición que algunos afirman entre
una Iglesia institucional de cuño judeo-cristiano y una Iglesia carismática de
cuño paulino, no tiene fundamento válido en los textos del Nuevo Testamento. Al
contrario, se observa una conexión estrecha entre los dos aspectos. El mismo
Pablo, insiste siempre en la inserción necesaria de los carismas en el cuerpo
eclesial, y su forma de hablar con autoridad a los carismáticos, demuestra claramente
que él no considera a los carismas como dones que den derecho a un ministerio
autónomo de la Iglesia.
El conjunto de los textos del Nuevo
Testamento, nos lleva más bien a afirmar en la fe la existencia de una
estructura carismático-institucional de la Iglesia, cuyo fundamento y modelo se
encuentra en la institución de los Doce, escogidos por Jesús (Mc 3,13 s. s.) y llenos del Espíritu
Santo (Hch 2,4) para formar la Iglesia de Dios.
(7)
(1)
León-Dufour: Nociones.
Vocabulario... o.c. págs,125-128.
M. Balaguer: Nociones. Enciclopedia de la Biblia. Ed. Garriga, o. c. Vol. II, col. 144 s.
(2)
Muñoz Iglesias:
El Espíritu Santo, distribuidor de carismas. El Espíritu Santo, o.c.págs. 133-142.
(3)
Catequesis del
Espíritu Santo, diócesis de Valencia: Los carismas recibidos con gratitud y
alegria, o.c. pág, 111
Emilio Sauras: Recibidos con agradecimiento. Comentario Lumen
Gentium (12).Ed. B.A.C. Madrid 1966 pág 255
(4)
Muñoz Iglesias:
Los Carismas son dados por Dios en beneficio de la comunidad. El Espíritu
Santo, o.c. pág, 137.
(5)
Juan Pablo II:
El Espíritu Santo, fuente de los dones espirituales y de los carismas de la
iglesia. Creo en el Espiritu Santo, o.c. págs,347-352.
Bauer: Los carismas son referidos al Espíritu Santo, o. c, col.
166.
(6)
Bauer: Los
carismas y la Jerarquía, o. c.169 s.
León-Dufour: Los carismas y la autoridad ecleciástica.
Vocabulario...o. c. págs, 127-128.
(7)
Juan Pablo II:
No hay que contraponer los carismas a los ministerios jerárquicos. Creo en el
Espíritu Santo, o. c. págs, 351 s.
Karl Hermann Schelkle: Carisma y ministerio. Teología del Nuevo
Testamento. Ed. Herder. Barcelona, 1978, págs, 253 s.s.
Por Francisco Pellicer Valero
Fotografía: Mª del Carmen Feliu Aguilella
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