COMPROMISO DE
LA TRINIDAD
Lo
que celebramos en el Jubileo del Año 2000, es el hecho de que el Hijo de Dios
se hiciera Hombre. Como dice J. Galot, la entrada de una Persona Divina en la Historia es el
acontecimiento único que confiere a la revelación un carácter completamente
nuevo. También conviene recordar una frase de Latourelle: “El cristianismo es
la única religión en la que la revelación se encarna en una Persona que se
presenta como la Verdad
viviente y absoluta”. Es la afirmación de que en Jesús, verdadero Dios y
verdadero Hombre, reside la fuente de su eficacia salvífica. Esta es una verdad
revelada por Dios y testimoniada por S, Juan: “el Verbo se hizo carne” (Jn 1, 14). Pablo nos dice (Ef. 1, 9-10),
que la Encarnación
fue un proyecto eterno de Dios Padre desde antes de la Creación. En ella
están comprometidas las tres Divinas Personas (1).
I.- EL COMPROMISO DEL HIJO.-
Podemos considerar en este compromiso tres aspectos:
1º.-
El despojo.- La
Encarnación fue un acto de despojo. El compromiso personal
del Hijo queda subrayado por el hecho de que se desprendiese de
su condición divina y tomara la condición de siervo. Lo expresa muy bien
S. Pablo en su himno cristológico: “Cristo,
a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; antes
se anonadó, tomando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres..”.(Flp.
2, 6-8)
2º.-
Entrada en la
Historia.- El acto de la Encarnación va de la Eternidad al Tiempo. En
él se produce el contraste entre una preexistencia que implica un Ser en la
eternidad y un entrar en el tiempo de los hombres, en la Historia. A diferencia
de las criaturas que, inexorablemente, están sometidas al tiempo, el Hijo
existe antes de la Historia
y se introduce en ella porque libremente acepta el devenir, adaptándose a la
esfera de la existencia creada.
3º.-
La venida.- El Hijo se ha encarnado para expresar humanamente el amor de
Dios que va en busca del hombre para salvarlo. Por eso dice Jesús: “el Hijo del hombre ha venido a buscar lo que
estaba perdido para salvarlo” (Lc. 19, 10). Y cuando el Maestro afirma que “el Hijo del hombre ha venido no a ser
servido, sino a servir” (Mt 20,
28), indica la intención divina de servir a la humanidad (2).
II.- EL COMPROMISO DEL PADRE.-
La iniciativa de la
Encarnación procede de Dios Padre. El es “El principio sin principio” y se revela
como la Persona
que es origen de las otras dos y así es fuente de toda actividad y de toda
vida, es decir, es “PADRE”.
Esta iniciativa es
personal, totalmente LIBRE Dios no admite consejeros ni se deja mover por nadie
a obrar como se digna obrar (Rom.11,34).
Además
de libre, su iniciativa es GRATUITA, inmerecida por nuestra parte, porque
cuando “aún éramos pecadores”
(Rom.5,8),quiso mostrar con nosotros su misericordia (Rom.11,35).
El
motivo último de esta iniciativa del Padre es el AMOR. No se trata de un amor
interesado, que sería absurdo, porque la criatura no puede aportarle nada a
Dios. Tampoco se trata de un amor de correspondencia de un amor recibido, porque el hombre le había
ofendido por el pecado. Fue Dios Padre quien se anticipó a amarnos cuando
todavía nosotros no pensábamos en amarle (1 Jn 4,9-10) (3).
III.- LA INTERVENCION DEL
ESPIRITU SANTO.- La acción del Espíritu Santo en Jesús
comienza ya en la misma Encarnación. Y así dice de la Virgen el evangelista: ”se encontró encinta por obra del Espíritu
Santo (Mt 1,18),y lo engendrado en ella es del Espíritu Santo (Mt 1,20),y el
Espíritu Santo vendrá sobre ti (Lc 1,35).
Con
razón se le asigna esto al que es Amor del Padre y del Hijo, puesto que este
gran sacramento de piedad (1 Tim 3,16)es efecto del infinito amor de Dios a los
hombres: ”Tanto amó Dios al mundo que le
dio a su Hijo Unico”(Jn 3,16).
A esta primera razón,
añade Santo Tomás otras tres por las que se le atribuye la Encarnación al
Espíritu Santo:
La
primera, es porque por parte de Dios, siendo la Encarnación una obra
de amor por excelencia, convenía fuese el Espíritu Santo porque es
personalmente el Amor del Padre y del Hijo.
La
segunda razón, es porque así lo pedía la causa de la Encarnación ,
considerada por parte de la naturaleza que el Verbo asumió por pura gracia, la
cual se atribuye al Espíritu Santo (1 Cor 12,4).
La tercera, porque
así convenía por razón del término de la Encarnación : que el hombre que era concebido en
las entrañas de María fuese Santo e Hijo de Dios (Lc 1,35),cosas que se
atribuyen al Espíritu Santo (4).
Por Francisco Pellicer Valero
(1)
Joaquín María
Alfonso: Comentario “Lumen Gentium” Cap.1º Núm. 2,3 y 4, págs 139-165.
(2)
A.Hamman: El
acontecimiento Cristo, como acción del Hijo. ”Mysterium Salutis” III, pág. 960
s.s.
M. González Gil :El envío del Hijo. Ed. B.A.C. Madrid 1976,
vol.I pág. 191 s.s.
(3)
R.Schulte: El
acontecimiento Cristo como acción del Padre. M.S. Vol.III ,págs 61 s.s.
M.González Gil :El designio del Padre. Cristo, misterio de
Dios o.c. vol.I, págs 184 s.s.
(4)
H.Mühlen: El
acontecimiento Cristo como acción del Espíritu Santo. o.c. M.S.III, págs 960
s.s.
M. González Gil: La intervención del Espíritu Santo id. págs
281 s.s.
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