ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 1 de febrero de 2015

LA SANTISIMA TRINIDAD III

LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN LA LITURGIA





I.- INTRODUCCION.- El objeto principal de la Liturgia no es otro que el de la glorificación de la Trinidad, lo cual lleva consigo a la vez el de la santificación que Dios hace a los hombres.
La Liturgia presenta genuinamente a la Trinidad en las relaciones extratrinitarias de las tres divinas Personas en la historia sagrada,  para que a través de esa consideración descubramos en la medida de lo posible la vida intratrinitaria.
Lo característico de las fórmulas de glorificación de la Trinidad a través de la historia, es mostrar que todo nos viene del Padre por Cristo en el Espíritu Santo. Se observa mejor la impronta trinitaria de las oraciones de la Iglesia en las plegarias eucarísticas de la Misa.
En esas plegarias, el Padre aparece como la Persona a quien se dirige la oración y la alabanza, como el primer origen de donde procede todo don. En todas esas súplicas siempre se interpone la eficaz mediación de Cristo; por su medio se nos ha otorgado la Redención y toda gracia. El Espíritu Santo se muestra como Aquél en cuya presencia se realiza el acto el culto (1).
II.- LOS SACRAMENTOS.- No existe ninguna celebración de los sacramentos ni de los sacramentales en la que no se manifieste que la fuente de la gracia sacramental es la Trinidad y de ella provienen también toda clase de bendiciones. Esto lo manifiesta la Liturgia de todos los tiempos en un número muy considerable de testimonios, tanto en las fórmulas sacramentales,  como en las oraciones, en las bendiciones, en los responsorios, en los exorcismos, en las aclamaciones y en otras fórmulas. Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras. (2).
III.- CICLOS DEL AÑO LITÚRGICO.- Este sello peculiar trinitario aparece incluso en los mismos ciclos del año litúrgico, tanto en el de Adviento-Epifanía-Bautismo del Señor, cuanto en el de Cuaresma-Pascua-Pentecostés, y lo mismo también en el Santoral y de modo especial en las fiestas de la Virgen María.(3)
IV.- EL OFICIO DIVINO.- En el Oficio divino o Liturgia de las Horas se expresa constantemente y en todos los tiempos, que esa alabanza va dirigida a la Trinidad. Recuérdese el “Gloria Patri” al fin de cada salmo o cántico. Con razón se dice en la Constitución “Lumen Gentium” del Concilio Vaticano II: ”La más excelente manera de unirnos a la Iglesia celeste tiene lugar cuando celebramos juntos con gozo común las alabanzas a la divina Majestad...y ensalzamos con un mismo cántico de alabanza a Dios Uno y Trino”(Nº 50) (4)
V.- ACTOS DE ADORACION.- El admirable misterio de la divina inhabitación de la Santísima Trinidad en nuestras almas ha de impulsarnos a practicar con frecuencia, fervientes actos de adoración a nuestros divinos huéspedes. Para ello conviene practicar con gran Espíritu, llenándolas de sentido, algunas devociones trinitarias. Por ejemplo:
-El Sanctus, Sanctus, Sanctus, que oyeron cantar en el Cielo a los bienaventurados, el profeta Isaías y el vidente del Apocalipsis.
-El Gloria Patri et Filio, excelente acto de adoración y alabanza de gloria de la Trinidad Beatísima.
-El Gloria in Excelsis Deo, de la Misa, es una magnífica plegaria trinitaria impregnada de alabanza y de amor.
-La Misa votiva de la Santísima Trinidad, con su bellísimo prefacio. S. Juan de la Cruz la celebraba con frecuencia.
-El Símbolo Quicumque, es otro motivo oportunísimo para una fecunda meditación del misterio trinitario.(5)



(1)                  M.Garrido Bonaño: La Santísima Trinidad en la Liturgia. G.E.R. o.c. Vol. XXII, págs 782 s.
(2)                  Ignacio Oñatibia: Celebraciones Sacramentales. Comentario Constitución Sagrada Litugia,cap.III,art.59-82.Ed.B.A.C.Madrid
1965,págs.399-461.
(3)                  Juan Francisco Rivera: Año Litúrgico. Com. Constitución citada, cap.V, art. del 102 al 111, págs 497-544
(4)                      Gregorio Martínez de Antoñana: El Oficio divino. com. const. citada, cap.IV, art.del 83 al 101,págs.462-496.
(5)                      Antonio Royo Marín: Actos de adoración. Alabanza a la Santísima Trinidad. Ed.B.A.C.Madrid,1999,págs.124 s.


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