ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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viernes, 7 de noviembre de 2014

LA ORACION DEL PADRE NUESTRO (XXIII)

LA ORACION DEL PADRE NUESTRO (XXIII)


EL AMEN


Amén es una palabra hebrea que procede de la raíz  “m n”, que significa fe, verdad, seguridad, firmeza, confianza y fidelidad (Boff, o.c. pag 159; Martín Nieto, o.c. pag 218). Brown añade otros significados : confirmar, asegurar, apoyar.
Un solo “amén”, aparece 31 veces en el Evangelio de S. Mateo, 13 en el de S. Marcos y 6 en el de S. Lucas. Sólo S. Juan usa el doble Amén y ello 25 veces (Brown, Ev. Jn, Vol. I, pag 268).
Aunque en la versión de los Setenta de la Biblia se traduce generalmente por “así sea “, lejos de corresponder siempre a esta traducción que expresa un mero deseo, significa ante todo: ciertamente, verdaderamente, o simplemente“ sí “.
Con el Amén expresamos nuestra adhesión a la oración que Jesús nos enseñó, acogemos las siete peticiones de acuerdo con su significado, las presentamos al que puede escucharlas, deseando hacer de ellas la regla de nuestra conducta. Además, pone de relieve, por encima de todo, la certeza de que Dios es fiel a sus promesas, porque es Padre y Salvador; indica que merece confianza, porque le importa nuestra salvación, manifiesta el abandono confiado del que sabe que cuenta completamente con su Padre.El Amén expresa también nuestra posibilidad de orar y vivir como Dios espera de nosotros. El Padrenuestro, a la vez que pide a Dios que intervenga de forma eficaz en nuestra vida, nos dispone a decir nuestro “Fiat“, a colaborar por que se haga en nosotros su Palabra (Lc 1 , 38) (Benini, o.c. pág 183).
EL AMEN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.-  En el Antiguo Testamento no se usa la palabra Amén para confirmar lo que uno dice, sino para asentir a lo que dice otro:
1.- Se asiente a un mandato. Ejemplo: “Así cumpliré la promesa que hice a vuestros padres de darles una tierra que mana leche y miel. Hoy es un hecho. Yo respondí: Amén, Señor.” (Jer 11,5).
2.- Se somete uno a una maldición o a una amenaza. Ejemplo: “Maldito quien deshonre a su padre o a su madre. Y todo el pueblo responderá : Amén “ (Dt 27,16)
3.- Se contesta Amén después de una bendición o alabanza. Ejemplo: “Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, de eternidad de eternidades. Y diga todo el pueblo: Amén “(Sal 106 ,48) (Bauer, Diccionario de Teología Bíblica, col. 41).
La aclamación es la expresión con la cual se solidariza uno con un “sí” personal a la súplica, u otras oraciones que se han proferido anteriormente. Este uso es corriente desde muy antiguo en la liturgia, y puede confirmarse con numerosos ejemplos del culto del judaísmo posterior. En Qumrán, al entrar en la alianza, se asiente de ese modo a las bendiciones y maldiciones (1 Qs 1,20).
EL AMÉN EN EL NUEVO TESTAMENTO.- En los Evangelios sólo aparece el vocablo “Amén“ en boca de Jesús. Es llamativo y claramente típico de su modo de hablar que Jesús usara el hebreo AMÉN para corroborar sus palabras en arameo, y esto a pesar de que existían, sin duda, fórmulas arameas. Esta expresión insólita de Jesús se ha conservado en los Evangelios más primitivos, porque se quería conservar y transmitir fielmente sus palabras.
Del tiempo de Jesús no tenemos ningún otro testimonio, de que también otros quisieron corroborar sus propias palabras con un “Amén“; en una época más antigua esto era posible. En cuanto al contenido, las palabras de Jesús que comienzan con un “Amén“,muestran con frecuencia rasgos arcaicos: Una gran tensión de su esperanza por ej. (“YO OS ASEGURO que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda“ Mt 24,34), y una fuerte oposición contra el fariseísmo, por ej. (“OS DIGO DE VERDAD que en Israel no he encontrado tanta fe “ Mt 8,10).
En los demás escritos del Nuevo Testamento se emplea Amén:
1.- Como aclamación litúrgica: “Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fortaleza de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén “ (Ap 7,12; ver también 1 Cor 14,16).
2.- Como confirmación de una deprecación o doxología: “El Dios de la paz sea con vosotros, Amén.” (Rom 15,33).
3,.- Al final de las Cartas: “Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo esté con vosotros, hermanos, Amén“. (Gal 6,18; también en Rom 16 ,27 y Jds 25).

4.- Como conclusión de un libro: “La gracia del Señor sea siempre con vosotros. Amén “ (Ap 22,21) (Coenen y otros, Dicc Teolg. Del N.T. vol. I, pags 108-109).

Por Francisco Pellicer Valero
Foto: Mª del Carmen Feliu Aguilella

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