TEMAS ACTUALES DE ESCATOLOGÍA (IV)
Martín Lutero también creía en esa doble fase escatológica. Solo en el siglo XX es cuando comenzó a propagarse la negación de esa doble fase por parte de algunos teólogos evangélicos, afirmando la "muerte total" y al final de los tiempos, la resurrección en forma de una nueva creación de la nada. No cabe duda de que Dios, que lo ha creado todo de la nada, puede hacer eso y lo otro; pero si es así no se puede mantener lógicamente que sea una resurrección, pues el ser creado ya no es el mismo, sería acaso una "surrección". Entre los cristianos orientales separados es también muy fuerte la fe en una escatología de las almas, previa a la resurrección de los cuerpos, cosa que es también común a otras religiones no cristianas
Según el Concilio Vaticano II, el hombre se reconoce a sí mismo como un ser superior a los otros seres vivientes, con un alma inmortal y la diferencia fundamental con esas otras creaturas se manifiesta en el apetito innato de felicidad, como dice textualmente la "Gaudium et spes", "la semilla de eternidad que lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia, se subleva contra la muerte. A diferencia con el dualismo platónico, según el cual el cuerpo era una cárcel detestable del alma, el cristianismo no se avergüenza del cuerpo (como Plotino). La esperanza de la resurrección les parecería absurda a los platónicos, porque no les gustaría volver a su cárcel.
Ya en el antiguo Testamento, en el Libro de la Sabiduría (Sb 3, y 16, 13-14), se dice "las almas de los justos están en las manos de Dios" y afirma que Dios puede realizar la resurrección de los hombres.
Por todo lo dicho antes, la Iglesia nos exhorta a elevar nuestras oraciones en favor de los difuntos, cosa que también practican los protestantes aunque si creen en la "resurrección inmediata" de los muertos tras cada muerte en particular, y habiendo ya recibido cada uno su destino final sin un purgatorio de por medio, no me explico para que servirían esas oraciones. Nosotros sí creemos en esa fase intermedia del alma que ya se ha encontrado con Cristo, pero que quizás tenga algo que purgar y por eso rezamos por ella, así como también invocamos a las almas de los santos para que, siempre por medio de Jesucristo, intercedan por nosotros ante El. La Iglesia llama "dies natalis" (día del nacimiento), al día de la muerte, por ser el día en que se nace a la vida eterna; así celebramos los Santos, los días de su muerte, excepto San Juan Bautista que celebramos el día de su nacimiento, 24 de junio, y el de su muerte, 29 de agosto. Para nosotros, los lugares donde reposan los muertos se llaman "cementerios", que significa "dormitorios".
Por José María Catret Suay
No hay comentarios:
Publicar un comentario