A).-VISIÓN
DE CONJUNTO.-
Veamos una breve
descripción de la actuación del Espíritu Santo sobre Jesús en su conjunto :
El Espíritu Santo es el que forma el cuerpo de Jesús
en las entrañas virginales de María (Mt 1,18; Lc 1,35).
Él es quien lo anuncia como el Rey tan largamente
esperado, por boca de Isabel (Lc 1,41), de Zacarías, (Lc 1,67), de Simeón (Lc
2,25 s.) y de Ana (Lc 2,36 s.s.)
El Espíritu Santo es quien desciende visiblemente
sobre Jesucristo en su Bautismo y da público testimonio del Salvador ante el
Precursor y las gentes (Mt 3,16 s.). Él
es quien conduce al Desierto a Jesús para que, en la soledad, en la oración y
en la mortificación, se prepare para la predicación (Mt 4,1; Mc 1,12; Lc 4,1).
Por Él obra el Salvador sus milagros, de tal manera
que cerrar obstinadamente los oídos al testimonio de estos milagros es un
pecado contra el Espíritu Santo (Lc 11,20). El Espíritu Santo le hace a Jesús
estremecerse de gozo al contemplar las luces que se comunican a las almas
sencillas (Lc 10,21). Si Jesucristo se ofrece por nosotros en la Cruz como
Hostia cruenta, lo hace por medio del Espíritu Santo (Heb 9,14). Fue el
Espíritu Santo quien resucitó a Jesús de entre los muertos (Rom 8,11) .
Si continúa la obra de la Redención del mundo por el
testimonio de los Apóstoles, si funda una Iglesia que continúa su misión hasta
el fin de los siglos, la forma, la conserva y la hace perpetuamente fecunda es
por medio del Espíritu Santo (Hch 1,2). Así pues, el Espíritu Santo, preside
desde el principio al fin, en Jesucristo, la obra de la gracia, del amor, de la
restauración y de la salvación del linaje humano.(1)
B).-EL
ESPÍRITU SANTO, AUTOR DE LA SANTIDAD DE JESÚS.-
La unión de la divinidad y de la humanidad en la
única Persona del Verbo-Hijo es lo que se llama la “unión hipostática” y es el
origen de la santidad del Hijo de Dios como Hombre, como Hijo de María.
El Espíritu Santo es la Fuente de la Santidad del Hijo
que nació de María (Lc 1,35). En el momento que el Verbo se hace Hombre, tiene
lugar en la naturaleza asumida, una singular plenitud de santidad humana que
supera la de cualquier otro santo.
Esta santidad es obra del Espíritu Santo. La unión
hipostática es la obra más grande del Espíritu en la historia de la salvación.
(Juan Pablo II: "Creo en el Espíritu Santo", pág 206).
Desde el primer momento de la concepción, este Hombre,
que es el Hijo de Dios, recibe del Espíritu Santo una extraordinaria plenitud
de santidad, en una medida correspondiente a la dignidad de la Persona divina.
Esta santificación alcanza a toda la humanidad del
Hijo de Dios, a su alma y a su cuerpo, como pone de manifiesto Juan, el cual
parece que quiere subrayar el aspecto corporal : “la Palabra se hizo carne” (Jn 1,14).
El cuerpo humano del hijo de María participa plenamente
en esta santidad con un dinamismo de crecimiento que tiene su culmen en el
misterio pascual. Gracias al Espíritu Santo el cuerpo de Jesús alcanza la
santidad perfecta del cuerpo resucitado (Rom 1,4).
Este cuerpo que, por obra del Espíritu Santo, pertenece
desde el primer momento de la concepción a la humanidad del hijo de Dios,
llegará a ser en la Eucaristía el alimento espiritual de los hombres.(2)
(Continuará)
Por Francisco Pellicer Valero
Fotografía: Mª del Carmen Feliu Aguilella
Es llamativa la foto que ilustra este artículo, todas las especies vegetales que se observan son alóctonas -excluyo la palmera de la cual no estoy completamente seguro-: eucaliptos, cactus, áloe y bambú... Todo un símbolo.
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