Navidad
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
<¡Salve, Santa Madre de Dios,
que diste a luz al Rey
que dirige los destinos del cielo y de la tierra>
que diste a luz al Rey
que dirige los destinos del cielo y de la tierra>
Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol de Ermua, Vizcaya.
Alex Alonso Gilsanz, párroco.
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
1 de enero de 2014
¡FELIZ AÑO NUEVO! Comenzamos hoy con esperanza el nuevo año en nombre de María.
Que podamos vivirlo a lo largo de los meses con esa misma esperanza y sin desfallecer a pesar de todas las dificultades.
JORNADA MUNDIAL POR LA PAZ-
En el primer día del año miramos a María, la Madre. María nos enseña a no planear la propia existencia sin tener en cuenta los planes de Dios; no vale la pena una vida en la que Dios no es tenido en cuenta. En María, Dios nos recuerda que está dispuesto a hacer maravillas en nosotros y a través de nosotros si le damos más espacio y si meditamos mejor en el corazón lo que no entendemos de él. Reducimos a Dios a una cosa más cuando pretendemos entenderlo como entendemos los quehaceres de cada día. Ni para María ni para nadie Dios es comprensible sin silencio, sin espera, sin romper muchas veces los esquemas que nosotros nos trazamos...
Creer hoy, y a lo largo de estos meses, será siempre dejar espacio a Dios o dejar que Dios entre en nuestra vida y nos cambie de rumbo, nos infunda más ilusión, más esperanza, más amor.
El Año Nuevo comienza con una expresión universal de buenos deseos. La liturgia que estamos celebrando se suma a esta expresión de buenos deseos con las lecturas que acabamos de proclamar. Y lo hace con una palabra que repite varias veces: BENDICIÓN. ¡Que el Señor te bendiga!, ¡Que el Señor os llene de sus bendiciones a lo largo de este nuevo año!
La primera lectura del libro de los Números expresa de una manera concisa en qué consiste esa bendición. Estos son, pues, los dones que la Iglesia nos desea para este año nuevo. Son tres.
1-Que veas el rostro de Dios, que te encuentres personalmente con Él.
2-Que experimentes su misericordia, que es la forma cotidiana del amor de Dios a nosotros que somos pecadores.
3-Que vivas en su paz; esa paz que se encuentra y de la que se disfruta cuando alguien se entrega de verdad a los demás.
Pero el Salmo y la lectura de san Pablo a los Gálatas dan un paso más allá del libro de los Números: afirman que esa bendición de Dios no es sólo una promesa, sino que ya se ha dado en la historia.
La bendición de Dios hecha ya realidad en la historia humana es la persona de Jesús: el rostro visible del Dios invisible; el corazón compasivo de Dios para con los pobres y los pecadores; el Príncipe de la Paz. Encontrarse con Jesús es disfrutar de la bendición de Dios: a eso nos invita esta liturgia de comienzo de año.
Creo que todos en la vida nos hemos encontrado, y nos seguimos encontrando, con personas que son una bendición de Dios para quienes conviven con ellos: por su bondad, por su capacidad de ternura y acogida, por su entrega y su servicio. Los contemporáneos de María y Jesús expresaron muchas veces ese sentimiento de bendición al encontrarse con ellos:"Bendita tú entre las mujeres" dijo Isabel, o esos pastores que se vuelven bendiciendo a Dios porque han visto a María y al niño, como acabamos de escuchar en el evangelio.
En esta eucaristía de comienzo de año, se nos hace, pues, una doble invitación. La invitación a encontrarnos con Jesús y María, en los que encontraremos para cada uno de nosotros la bendición de Dios: su rostro, su ternura, su paz.
Y también la invitación a ser nosotros bendición de Dios para los que están a nuestro lado, para aquellos que se nos acercan, para todo este mundo tan necesitado de misericordia, de paz y de bendición.
Que así sea. Os deseo de todo corazón un buen año, un feliz 2014 para todos.
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