SANJUAN DE AVILA INSISTE (2)
Por lo dicho anteriormente, en tiempos de SJA
se echaba en falta algo que, de tiempo en tiempo, es necesario en la Iglesia:
hacer reformas. Él veía muchas grietas
espirituales, de comportamiento, tanto en las jerarquías como en los fieles. En
su tiempo se puso en marcha el Concilio de Trento y entonces puso en ese acontecimiento toda su esperanza, y
enviaba allí ideas, sugerencias y hasta dos Memoriales.
Él se erigió aquí en el alma de la reforma eclesial, y como condición “sine qua non”, señalaba que sin reforma
del clero, era imposible la regeneración de la Iglesia. (Cf. A. DE LA FUENTE : “El Beato Maestro Ávila, alma de la verdadera reforma de la Iglesia
española”, en Semana Avilista (Madrid 1952) 231-250.- A. HUERGA “La reforma de la Santa Madre Iglesia según el Maestro Ávila”:Communio
3 (1970),175-225.)
Y,
desde luego, SJA como figura insigne de la verdadera reforma de la Iglesia
española, tuvo repercusión importante en el Aula Conciliar de Trento. (Cf. J.I.TELLECHEA IDÍGORAS, ”San Juan de Ávila y la reforma de la
Iglesia,” en: Maestro Ávila. Actas del Congreso Internacional, Madrid 27-30
Noviembre 2000 (EDICE, Madrid 2002) 47-75. Reforma que él concebía, para
ser verdadera que tiene que “pasar por el corazón del hombre”, que debía ser
tal que “atraiga a los pobres y alejados”.
Ciertamente
que hoy han cambiado y mucho las circunstancias y las costumbres, pero su
doctrina es actual porque su criterio evangélico tiene valor innegable. P.CAYÓN
nos ofrece un decálogo o itinerario espiritual para la santificación
del estado laical en : “Vocación y estado
de perfección en San Juan de Ávila”,: Seminarios 201-202 (2011) y para
mayor profundización L.SUAREZ, “San Juan de Ávila Maestro también de
láicos”, en : El Maestro Ávila 731-742. Además, todo esto lo confirma
ampliamente su epistolario, como puede
verse en sus Cartas 137, 146, 147. Y
sobre que esos planteamientos son actuales, véase el SINODO DE LOS OBISPOS.
XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA. Instrumentum laboris. La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. (
Ciudad el Vaticano 2012).
En
nuestros días también tenemos necesidad de orar, y para ello, hacen falta
maestros de oración. Ahí, también tenemos un ejemplo en SJA. Entre sus primeros biógrafos, el Licenciado
Muñoz, cuenta que “vivía de oración, en lo que gastó la mayor parte de su
vida”. Solía orar dos horas por la mañana y dos horas por la tarde, y definía
esta práctica como un habla secreta e interior con el que “el ánima se comunica
con Dios”. Pero para él, no era cuestión de método, sino de actitud filial.
Para ampliación de este tema, J.L.
MORENO, San Juan de Ávila, Maestro de
oración (Burgos 2002).
Junto
con la oración, insistía en la importancia de que el pueblo conociera la
doctrina eucarística, y ponía los medios para ello. Conservamos 27 sermones
suyos sobre la Eucaristía, muchos de ellos predicados en la fiesta del Corpus
Christi, además de pláticas (Pláticas I 855-862), y Advertencias al Concilio de Toledo II,
717-722. Y naturalmente ejerció mucha de su influencia en el sacramento de la
penitencia. El citado Licenciado Muñoz cuenta : “ al terminar su sermón, que,
de ordinario duraba dos horas, cansado, muchas veces enfermo, sin tomar
alimento, se iba derecho al confesonario, y escuchaba pacientemente a cuantos
se le acercaban, continuando en esta ocupación sin preocuparse de la comida
hasta las 5 ó 6 de la tarde, sin mostrar cansancio, recibiéndolos con gran
afabilidad y dulzura” (Cf. Bibliografía I, 245 ss.) (continuará)
Ángel
Aguirre Álvarez. Consiliario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario