MORAL FUNDAMENTAL Y ESPECIAL
Por José M' Catret Suay
Ia PARTE: M. FUNDAMENTAL.-
La Moral (en lo sucesivo, M.) es algo de transcendente importancia en la vida humana. Todos hablan de lo que es moral o de lo que es ético, con mayor o menor acierto. Voy a tratar de este tema siguiendo los libros escritos por D. Aurelio Fernández, Doctor en Filosofía por la universidad de Salamanca, y doctor en Teología por la de Friburgo (Alemania), quien empieza su estudio preguntándose: ¿Por qué el hombre ha de comportarse éticamente?. Y ¿Cuál es el fundamento de esa moralidad?.
Hay teorías variadas sobre ese tema y desde muy antiguo, pues la M. no es un invento de la religión. Se ha tratado de ella desde mucho antes de Cristo. Hay quien afirma que no hay un fundamento para la M., sino que dependerá de cada sociedad, de cada momento, de eso que se llama "lo políticamente correcto". Pero ya Sócrates, el gran filósofo griego nacido el 469 antes de Cristo, se ocupó de la conducta moral del hombre. No dejó nada escrito pero conocemos su pensamiento por su discípulo Platón. Según Sócrates, la decadencia que padecía Grecia en su tiempo provenía de la crisis de la vida moral de los atenienses. Más tarde, Aristóteles (384 a .C), escribió quela persona humana se distingue del animal porque conduce su vida moralmente, y escribió tres libros sobre Etica.
Ahora bien, la Ética filosófica y la Moral cristiana (que nosotros hemos de seguir), son algo diferentes, pues aún cuando ambas parten de la razón humana, la primera busca que el hombre actúe correctamente con vistas al orden social y a su felicidad terrena. Nuestra Moral cristiana busca también, además de eso, la felicidad y perfección desde un punto de vista sobrenatural, y se basa en la Biblia, (Antiguo y Nuevo Testamentos) y para nosotros, los católicos, además, en el magisterio de la Iglesia creada por Cristo e iluminada por el Espíritu Santo. Se suele distinguir, pues, entre Ética (la filosófica) y Moral (la cristiana), aunque las dos tienen la misma raíz etimológica: en griego "ethos" y en latín "mos", significan "costumbre", es decir, algo que se hace tradicionalmente y está bien hecho. (Cuando yo era estudiante de Derecho, en los primeros cursos, tras la fiesta de la Inmaculada ya pedíamos vacaciones de Navidad y Reyes, cosa que nunca se logró, y cantábamos:"Si las costumbres son leyes, y las leyes respetamos, desde el 8ya no entramos hasta pasados los Reyes").
Tanto la Ética como la Moral han de tener un fundamento. Para algunos, que no creen en Dios, el fundamento de la M. será la conveniencia social o el fin que cada hombre se proponga. Por ahí se puede tratar de justificar posturas tan extrañas, antinaturales e injustas como la del nacional-socialismo nazi, o la negación de libertad del marxismo-leninismo, y leyes que conocemos nosotros a favor del aborto, la eutanasia, la manipulación genética, los falsos matrimonios homosexuales, etc. Ya Sócrates decía que "es bueno lo que resulta grato a los dioses, e impío lo que no les agrada". Hasta Kant, por lo menos, los autores fundaban la M. en la existencia de un Dios creador de todo.
Hoy en día hay quien trata de crear una M. sin Dios, e incluso niegan que la M. religiosa tenga un fundamento racional. La Iglesia nuestra no quiere imponer su M. a todo el mundo, y reconoce que puede y debe existir una M. o una Ética de convivencia entre todos los hombres, a partir de fundamentos racionales como se recoge en la Declaración de los Derechos del Hombre, y en nuestra Constitución, es decir, una ética civil. Pero es difícil crear una M. universal, válida para todos los hombres y todas sus acciones sin recurrir a la existencia de Dios y su ley eterna. La M. no es algo que se imponga al hombre, sino que está en su razón, es racional, el hombre es un "animalético", como dijo Aristóteles. Lo que pasa es que hay que saber buscarlos fundamentos del comportamiento humano. Dios ha creado al hombre de manera que pueda comportarse de una manera moral adecuada. Ha hecho al hombre a su imagen y semejanza y, por tanto, su comportamiento no puede ser arbitrario, sino de acuerdo con su dignidad. Por otra parte, Dios, al crear el "árbol de la ciencia del bien y del mal", quiere significar que el hombre no puede por sí mismo señalar arbitrariamente lo que es bueno y lo que es malo, sino que el juicio moral está supeditado a la voluntad del Creador.
Dios ha querido que el hombre esté dotado de LIBERTAD, sin la cual, las acciones de éste no se calificarían como "morales", como no las calificamos así las de los animales. La acción moral supone una responsabilidad de hacer o no hacer algo, una opción que la conciencia individual decide y, por tanto puede ser calificada como buena o mala. Pero esta calificación ha de hacerse con arreglo a un "baremo", a unos principios, a unos fines que son los que tenemos que analizar. Para juzgar de la bondad o malicia de los actos humanos ha de tenerse en cuenta a la vez tres datos: la objetividad de la acción que se realiza o se omite (o sea, el acto en sí mismo); el fin que persigue el sujeto, y las condiciones o circunstancias que lo rodean. No siempre es fácil ese juicio. Sólo Dios puede conocer realmente las intenciones del hombre.
(continuará)
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