A todos los santos se les suele conocer por una cualidad especial que sirve de modelo para los demás cristianos. Así, a San Francisco de Asís se le conoce por su amor a la pobreza, al Santo Cura de Ars como modelo de sacerdote entregado al servicio de las almas, a Santo Tomás Moro por su fidelidad a sus obligaciones como ciudadano y por su fortaleza para no ceder en la fe que le llevó al martirio.
De San José nos dice S. Mateo que fue "el esposo de María". De ahí le viene su santidad y su misión en la vida.
Jesús nació en el seno de una familia verdadera. José no fue un protector de María, sino su esposo.
En el pueblo judío el matrimonio constaba de dos actos: esponsales y nupcias. El primero de ellos era la promesa de una futura unión matrimonial, al año se celebraban las nupcias. En este segundo tiempo la Virgen recibió la visita del Ángel y el Hijo de Dios se encarnó en su seno. José la tomó como esposa en el misterio de su maternidad.
José y María renunciaron a los derechos de la unión matrimonial por una inspiración y gracia que Dios derramó sobre sus almas.
Jesús nació dentro de una familia verdadera y fue tomado como legítimo por quienes no conocían el misterio de su concepción sobrenatural y ambos encontraron su ayuda y apoyo en José y así en la Virgen fueron honradas a la vez el matrimonio y la virginidad.
En María y José tienen los esposo el ejemplo de lo que deben ser el amor y la delicadeza.
Del mismo modo en María y José encuentran su imagen perfecta aquellos que han entregado a Dios todo su amor en un celibato apostólico o en la virginidad vivida en medio del mundo, pues la virginidad y el celibato por el Reino de Dios no solo no contradicen la dignidad del matrimonio sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la virginidad son dos modos de expresar y de vivir el único misterio de la alianza de Dios con su pueblo.
En Nazaret se desposaron José y María y allí tuvo lugar el misterio de la Encarnación.
María y José se dejaron guiar siempre por las inspiraciones bíblicas. Cuando José supo que el hijo que María llevaba en su seno era obra del Espíritu Santo redobló su amor hacia ella, la amó no como un hermano, sino con amor de esposo limpio y profundo que hizo superflua toda relación carnal.
Los Evangelios nombran a San José como padre en varias ocasiones, y este era el nombre que habitualmente en el hogar de Nazaret usaba Jesús para designar al Santo Patriarca.
Por francisco pellicer valero
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