HECHOS DE LOS APOSTOLES (I)
El libro de los Hechos de los
Apóstoles reviste una importancia clave para el conocimiento de los primeros
pasos de la Iglesia primitiva, si bien es cierto que conviene hacer algunas
matizaciones para una mejor orientación.
El autor
El evangelista Lucas es el autor del tercer Evangelio
también conocido como el evangelio “de la infancia de Cristo” y del libro de
los Hechos de los Apóstoles y, por su condición de médico, plasma en sus
escritos un estilo hermoso y brillante, una prudencia en el lenguaje y un
humanismo dulce y profundo a la hora de tratar los temas. Su origen gentil
-nació al parecer en Antioquía- le dan un cosmopolitismo y familiaridad con el
mundo pagano del imperio romano y una mirada serena sobre todo lo que toca.
Su capacidad de
observación y su sentido de la prudencia (hijas de su ciencia curativa) le
hacen asegurarse de antemano antes de coger el cálamo y poner por escrito tanto
el Evangelio de Jesús como los Hechos de los Apóstoles.
Los dos libros los dedica a un cierto Teófilo de quien
sólo se conoce el nombre y se supone se tratase de personaje de cierta
importancia, creyente por supuesto, e interesado indudablemente en los
acontecimientos evangélicos y en la iglesia naciente.
Añadir que la autoría de Lucas está señalada en el
Fragmento de Muratori, hallado en la
biblioteca ambrosiana de Milán, y testimoniada por San Ireneo, además de la
opinión prácticamente unánime de los especialistas.
Los prólogos
Llama la atención el prólogo de ambos libros.
El del evangelio dice así: “Puesto que muchos han intentado componer un relato de los acontecimientos
cumplidos entre nosotros, según nos han transmitido los que, desde el principio
fueron testigos oculares, convertidos después en ministros de la palabra, me ha
parecido también a mí, después de informar exactamente de todo desde los
orígenes, escribirte ordenadamente, óptimo Teófilo, para que conozcas la
firmeza de las enseñanzas que tú has recibido de viva voz.”
Aunque los “testigos oculares” y “ministros de la
palabra” se refieren a los apóstoles, no es menos cierto que dichas expresiones
se refieren también a otros testigos y propagadores del mensaje, pues los
creyentes de la iglesia naciente fueron los auténticos propagadores del
cristianismo en cuanto que, al producirse diversas emigraciones como
consecuencia de las primeras persecuciones en la propia Judea, llevaron a
Samaría, Galilea, Tiro, Sidón, Antioquía y muchas ciudades el fermento de la
nueva fe creando el clima adecuado para los posteriores viajes apostólicos de
Pablo y de los restantes apóstoles.
El prólogo del libro de los Hechos, también dirigido a
Teófilo, viene a enlazar con el evangelio y le manifiesta al destinatario cuál
fue el contenido del evangelio, aludiendo a las últimas apariciones de Cristo
resucitado cuando dice: “...a los cuales,
después de su pasión, se presentó vivo, con muchas pruebas evidentes,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.” Y,
en seguida, entra en materia contando cómo estaba la iglesia de Jerusalén y la
ascensión de Cristo.
Título engañoso
El libro de los Hechos no describe los hechos de TODOS
los apóstoles por lo que el título no se corresponde plenamente con el
contenido del libro. En realidad cuenta los hechos de los dos apóstoles
principales, Pedro y Pablo, y de algún otro. Y, además y a partir del capítulo
9, se centra casi exclusivamente en la figura de san Pablo.
Estructura del libro
En alguna medida el libro viene a ser un desarrollo de
Hech 1, 8: “...seréis mis testigos en
Jerusalén, en Samaría y hasta los confines de la tierra”.
A partir de esta afirmación de
Jesús, podemos distinguir varias partes:
- La
predicación y expansión del evangelio en Jerusalén con todo el cortejo,
brevemente descrito, que abarca desde la ascensión del Señor hasta la
emigración a consecuencia de las persecuciones de Herodes, pasando por
Pentecostés, la predicación inicial de Pedro, los milagros y curaciones y los
amagos de persecución por parte del Sanedrín: 1, 15-8,2.
- La propagación del
evangelio por Samaría y la zona costera: 8, 4-11, 18.
- La propagación del evangelio hasta Antioquía.
11,19-15,35.
- La expansión
del evangelio por Asia Menor y las regiones del entorno del Mar Egeo, a través
de los tres grandes viajes de Pablo: 11, 36-19,20.-
- La tomas de contacto con Roma y su populosa
comunidad, en la persona de San Pablo: 19, 21-28,31.
Finalidad de la obra
El libro de los Hechos no pretende armonizar las posturas
judeo cristiana y étnico-cristiana, contraposición que creo superada con su
carácter testimonial.
De la misma manera no podemos
considerarlo como una apología tratando de afirmar la independencia del
cristianismo respecto de cualquier tipo de sospecha política. Realmente el
libro está escrito con un estilo nada polémico, con profundo respeto con los
países, personas y costumbres, ya que trata de presentarse de manera respetuosa
y discreta, ello con independencia de los aspectos particulares y personales
cuando el autor cita palabras textuales de Pablo o de otros personajes a las
que nunca despoja de su espontaneidad y fuerza.
Tampoco
cabe ver en el libro una especie de defensa preventiva de san Pablo de cara a
su juicio ante el tribunal del César en Roma y tampoco, y por supuesto, es una
obra histórica, de cuyos caracteres está desprovisto; la sola lectura de
cualquier página del mismo nos releva de cualquier demostración.
Autores muy numerosos están acordes en sostener que el
libro de los Hechos es varias cosas:
* Una tentativa de defensa del cristianismo
frente a la acusación judía de que era contrario al estado, presentando los
hechos de los cristianos totalmente ajenos a lo político y centrados en las
relaciones fraternas y desinteresadas.
* Es fundamentalmente un libro de predicación, que narra
la expansión del evangelio dentro y fuera de Palestina con dos finalidades muy
claras y patentes: servir de edificación para los cristianos creyentes y
también ser instrumento propagandístico entre los paganos. Y aquí se puede
apreciar, aparte de estar escrito en griego, la maestría de Lucas como profundo
conocedor del ambiente de las grandes ciudades del imperio romano que sabe
reflejar magistralmente cuando nos describe muchas de las ciudades paganas de
Grecia o de Asia Menor, sus costumbres, sus personajes e instituciones, etc..
En otro orden
de cosas, los Hechos acreditan la veracidad y cumplimiento de la profecía de
Jesús, cuando predice al principio del libro que serán sus testigos "...
hasta los confines de la tierra". En efecto, los apóstoles son testigos
indeclinables de esa verdad, con su
condición de propagadores y protagonistas de esa expansión.
La visión de conjunto del libro nos presenta una
panorámica que abarca todo el mundo conocido dentro del imperio romano.
* En definitiva
el libro viene a ser una proclamación gozosa del cumplimiento de esas palabras
proféticas.
El género literario
En definitiva y con la lectura del libro podemos concluir
que, siendo un libro con contenidos históricos, es sin embargo asistemático en
cuanto que no contiene una cronología rigurosa ni referencias a fechas o
efemérides como las que a veces cita San Juan en su evangelio, sino que recoge
un conjunto de hechos o acontecimientos en forma un tanto incoherente pero sin
que los mismos tengan el rigor de un análisis histórico ni la profundidad de
una biografía analítica como hoy se acostumbra.
Se trata de una narración misional que recoge diversos
hechos destacados pero escogidos en función de unas finalidades testimoniales.
Por Erreuve
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