ASOCIACION BIBLICA SAN PABLO

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domingo, 23 de febrero de 2014

DIOS ESTA AQUI





  • PARROQUIA DEL SAGRADO CORAZÓN Burjassot (Valencia) c/ Teodoro LLorente, 9
  • Con motivo de la celebración del 60º aniversario del "Traslado del Santísimo Sacramento a la Parroquia del Sagrado Corazón del Jesús", que se cumplió el pasado 24 de noviembre (fiesta de Cristo Rey), y dentro de los actos conmemorativos que va a llevar a cabo la parroquia desde la Cuaresma hasta noviembre de este año a iniciativa del párroco D. Vicente Ferrando.

    La Exposición fotográfica "DIOS ESTÁ AQUÍ" tuvo su origen en 2011 para celebrar el primer centenario del canto eucarístico "Cantemos al Amor de los amores" y fue inaugurada por primera vez en la parroquia valenciana N uestra Señora de los Dolores, muestra promovida por el entonces párrodo D. Joan Carles Alemany.

    Consta de 45 fotografías en formato 30 x 40 cms., obra el fotógrafo valenciano MANOLO GUALLART, especializado en las fiestas y tradiciones valencianas. Se trata de un recorrido visual con imágenes en relación con la Eucaristía, captadas en iglesias, monasterios, la Catedral de Valencia, detalles de celebraciones, la fiesta del Santo Cáliz, la del Corpus Christi, entre otros.

    Una serie de reflexiones espirituales sobre el Santísimo Sacramento del Altar permite reflexionar sobre el misterio de Jesús Eucaristía.

    La inauguración será el 7 de marzo.

    Previamente ese mismo día
    A LAS 20H. tendrá lugar la

    CONFERENCIA del profesor JOSÉ FRANCISCO BALLESTER-OLMOS con el título:

    "EL SANTO CÁLIZ EN LA ÚLTIMA CENA"

    Desde la recreación -con palabras y fotografías- de la Santa Cena del Señor, su historia y momentos importantes, hasta la actualidad y vigencia de la mayor reliquia de la Cristiandad, que se venera en la capilla de la Catedral Metropolitana de Valencia.

sábado, 22 de febrero de 2014

VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


<DIOS ES AMOR
Y QUIEN PERMANECE EN EL AMOR PERMANECE EN DIOS>
El amor a nuestros enemigos nos asemeja a Dios-Amor
y a Jesucristo que murió perdonando a los que le crucificaron;
y nos hace instrumentos de su paz.

Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol de Ermua, Diócesis de Bilbao.
Alex Alonso Gilsanz, párroco.

Domingo VII del Tiempo Ordinario
23 de febrero de 2014


"Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto"

El ser humano tiene que parecerse a Dios, ha de desarrollar su imagen hasta la mayor perfección. Dios es santo, ahí debemos aspirar. (Primera lectura). Si Dios es amor, de amor nos tenemos que llenar. Y para parecernos a Dios a nosotros nos basta con mirar a Jesucristo.
Nos encontramos ante una de las páginas más hermosas del evangelio: el centro del mensaje de Jesús consiste en el amor y la bondad. Los seguidores del Maestro deben superar la ley del talión, que significó un cierto avance ético en la humanidad, ya que ponía límites a la venganza ante el mal recibido. Jesús supera la estrecha forma de entender el amor al prójimo. Abre el círculo: el amor no debe extenderse a nuestro grupo, sino que debe extenderse a todos.
Primer destello: El amor cristiano tiene un carácter universal. Jesús nos muestra que tener a Dios como Padre lleva al cristiano a ver a cualquier persona como hermano suyo. No podemos hablar de amigos o enemigos: esta división queda anulada desde la experiencia del amor de Dios. Todos son hermanos para aquel quien cree en Jesús. El cristiano está llamado a amar a todos como Jesús: de forma gratuita y sin límites.
Segundo destello: El amor cristiano no es un acto teórico que se queda en la teoría o en los sentimientos, sin repercutir en la vida concreta. Como nos dirá San Ignacio de Loyola: "el amor debe ponerse más en obras que en palabras", o como subraya el refranero: "Obras son amores y no buenas razones".
Tercer destello: Jesús añade la exigencia de amar a los enemigos. El Maestro no pide no odiar al enemigo, sino positivamente amarle; nos exhorta a no tener malos sentimientos hacia los demás, sino a rezar por los enemigos.
Cuarto destello: Jesús nos pide amar como Dios nos ama. A todos, en cualquier lugar, en todo momento.
Me pregunto: las actitudes que describe hoy el Evangelio, ¿son posibles en el día a día? ¿No nos resultaría posible ir entrenando nuestros corazones y nuestra voluntad con quienes nos resulta más fácil cumplir estas propuestas del Evangelio y luego ir poniéndonos metas más elevadas, más difíciles?
El arzobispo emérito de Pamplona y recién nombrado cardenal, Fernando Sebastián, dedica unas palabras a la dignidad y a la grandeza humana:  "Jesús es el gran Revelador y el gran Realizador de la grandeza de la vida humana. Su vida, dedicada a dar testimonio de la Verdad y a hacer el Bien, muestra el rostro más bello de la humanidad. Incluso los momentos más oscuros del sufrimiento, de la soledad y de la muerte, los ha iluminado por dentro, viviéndolos con amor, con fidelidad y obediencia, y los ha transformado en puerta abierta hacia el esplendor de la resurrección".
Jesús quiere que aprendamos bien la lección: Solo el amor y la bondad desarman la violencia, restaurando la paz y la convivencia. El modelo es el propio Jesús que ofrece su vida, en una entrega total. Así, nosotros, derramamos nuestra existencia a todos los que cruzan a nuestro lado, llaman a nuestra puerta, y los sentimos como hermanos y amigos.
Sigamos celebrando la Eucaristía, "Sacramento del Amor". El Señor nos ama y está con nosotros y entre nosotros. Reunidos en su nombre celebramos el memorial de su amor, de su entrega, su muerte y resurrección. Que sea para nosotros fuente de nuestro testimonio cristiano: hacer llegar a todos, sin excepción, el amor de Cristo, un amor vivificador y transformante, un amor gratuito y fiel.
¡¡Como un padre y una madre sienten ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles!!

martes, 18 de febrero de 2014

LAS SIETE PALABRAS DE LA VIRGEN



Las siete palabras de la Virgen



Las siete intervenciones de la Virgen que recoge el Evangelio nos ayudan a conocer su personalidad. Cada una de estas siete palabras nos manifiesta una actitud de su persona, una virtud, una cualidad. Ellas nos permiten componer mejor su imagen, su retrato verdadero. Estudiarlas, profundizar en ellas, es el mejor camino para llegar a saber cómo era: sus palabras nos dan una síntesis de su vida. Estas siete palabras fueron proferidas como siete actos de amor, como siete llamaradas del horno de su corazón.

1ª.- PRIMERA PALABRA: ¿CÓMO SERÁ ESTO PUES NO CONOZCO VARÓN? (Lc 1,34).- Esta primera palabra es llamarada de “amor separante“, pues la naturaleza del verdadero amor es apartarse de lo que se opone al objeto amado. Y cuanto mayor es el amor, tanto mayor es la separación. Y, como el amor de la Virgen a Dios es total, éste es el sentido del voto de virginidad; por eso se opone a una unión carnal con varón.

Con esta pregunta, María pide una explicación, no propiamente para comprender los planes de Dios, sino para cumplirlos. Pregunta para saber qué tiene que hacer, cuál ha de ser su modo de comportarse. Además, la pregunta de María describe su deseo íntimo, su inclinación a la virginidad, virginidad espiritual sobre todo, que consiste en la actitud de su alma que se siente pobre y esclava del Señor y se abre a los designios de Dios.

2ª.- SEGUNDA PALABRA: “HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR. HÁGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA“  (Lc 1,38).- Esta segunda palabra es de “amor transformante“, y consiste en la unión más íntima del amante con el amado. Esta llamarada es la principal de todas, pues el alma dócil sólo desea complacer a su amado. Por eso se llama “esclava del Señor“ deseando cumplir su voluntad.

La clave de la santidad de la Virgen, el secreto de su vida, lo proclamó en esta palabra: declara que es propiedad de Yahvé, abierta por completo al misterio divino. La grandeza de María está en su “HÁGASE”, en  acoger  incondicionalmente  los  designios de Dios. En esta palabra es donde mejor se transparenta el modelo del creyente: el que se abre para decir SI a Dios.

3ª.- TERCERA PALABRA:”SALUDO A ISABEL“ (Lc 1,40).- La tercera palabra es de “amor comunicante“, pues la naturaleza del verdadero amor es imprimirlo en los demás, como la naturaleza del fuego es inflamar todo lo que le rodea. Con su saludo Juan saltó de gozo e Isabel se llenó del Espíritu Santo. En esta escena evangélica (Lc 1, 41-45), Isabel nos ha regalado el mejor panegírico de María. Es maravilloso por su brevedad y por su densidad. Cuando Isabel siente la presencia de la Virgen, y oye su saludo, la llama “bienaventurada entre todas las mujeres“, iniciándose de ese modo el rosario que todas las generaciones cantarán de las glorias de María; también la proclama Madre del Señor (de Dios), antes de que lo hagan los concilios de la Iglesia.

4ª.- CUARTA PALABRA: “PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR...” (Lc 1, 46-55).- .Esta palabra es de “amor exultante“, saltando de alegría y cantando todas las maravillas con las que la ha colmado el Todopoderoso.

El Magnificat no es sólo el canto de la humildad de la Virgen, sino también y del modo más profundo, una profesión de su alegría. Se estremecen sus entrañas al descubrir que el que todo lo puede ha confiado en ella y la ha hecho maravillosa. La Virgen es la mujer entusiasmada, tocada por Dios, inspirada por lo divino, poseída por Dios. Metida en el mar de Dios hasta lo más hondo, vive fuera de sí, atraída por la alegría y la fuerza de Dios.

La Señora creyó en la elección de que fue objeto por parte de Dios. Se dejó amar por Dios y se convirtió en un prodigio de gracias. Estas maravillas se realizaron por ser María tan pobre, tan limpia de corazón, tan abierta a la verdad y tan audazmente humilde.

5ª.- QUINTA PALABRA: “HIJO, ¿PORQUÉ LO HAS HECHO ASI CON NOSOTROS?...” (Lc 2, 48).- Esta frase es llama de “amor saporantis" (gustoso, sabroso), pues lo propio de este amor es gustar y saborear íntimamente y discernir los distintos gustos del amado y las diversas propiedades del sabor divino. Cristo contiene en sí dos clases de sabor: de dulzura y de dolor. El sabor de dulzura al llamarle con el dulcísimo nombre de hijo (la única vez que aparece este nombre en la boca de María). El sabor de dolor y amargura en la queja que le dirige a su hijo.

Las palabras de la Virgen son equilibradas: está apenada por haber perdido al Niño y gozosa por haberlo encontrado. Y recordaría el contraste entre la independencia de Jesús, que descorría el velo de su trascendencia y de su dependencia, ya que permanecía obediente a sus padres. Esta independencia que Jesús reclama de sus padres terrenos, a la vez que la misteriosa vida oculta de Nazaret, obediente y sumiso a José y a María, es el contenido de la meditación de la Virgen, lo que ella guardaba en su corazón aunque quizá no lo entendía. Sólo después de la Resurrección llegó a comprender verdaderamente la filiación divina.

6ª.- SEXTA PALABRA: “NO TIENEN VINO“ (Jn 2,3).- Esta palabra es de “amor compasivo“, que consiste en sufrir por los fallos que se dan en las tristes situaciones de esta vida. Es una palabra de tierna compasión con la que la Virgen, abogada en el Cielo y en la tierra, pide a Jesús ante nuestras carencias, no para acusarnos, sino para que se compadezca de nosotros.

S. Juan nos introduce en un episodio desconocido por los Sinópticos. La Virgen sugiere a Jesús su primer milagro y de algún modo anticipa el comienzo de su vida pública. Aunque Jesús descarta su petición, María no es rechazada, y por eso ella confía, espera y alerta a los sirvientes para que presten atención a lo que su Hijo haga o les diga. S. Juan parece haber elegido estos rasgos de la Virgen que manifiestan el papel que tendrá siempre: expondrá a Jesús nuestras carencias, mientras nos seguirá pidiendo a nosotros cumplir lo que su Hijo mande. Esta escena, como otras del cuarto Evangelio, tiene un alcance universal.

En Caná, María es el símbolo perfecto de lo femenino, preocupada y solícita por los demás, que fuerza con todos sus resortes al Hijo para que ayude y solucione el conflicto. El vino implica alegría y María sabe la importancia del buen vino para la fiesta, e interviene salvando la fiesta.

7ª.- SÉPTIMA PALABRA: “HACED LO QUE ÉL OS DIGA“ (Jn 2, 5).- Esta séptima palabra es de “amor sumante“, dirigida a todos los hombres, para cumplir la voluntad de Jesucristo; mediante la obediencia y la cooperación conseguirán de Cristo el vino que necesitan.

Con esta palabra la Virgen nos enseña el carácter de vehículo hacia Jesús que tiene la devoción mariana, devoción que nunca podrá ser tomada como una pieza aparte, sino usada como el mejor camino para glorificar a Dios y empeñar a los cristianos en una vida absolutamente conforme a la voluntad divina.

Con estas palabras María asume una función nueva, evangelizadora y misionera. Ella ha creído en su Hijo, ha escuchado su palabra y la ha cumplido (Lc 11,28). Ahora se dirige a los hombres para que hagan lo mismo. No sólo es la creyente, sino la promotora de la fe.

CONCLUSIÓN.- Si “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12,34 ), como dijo el Señor, al meditar en las SIETE PALABRAS de María, nos damos cuenta que su corazón está lleno:
de pureza virginal (1ª)
de obediencia rendida (2ª)
de cortesía cariñosa (3ª)
de humildad reconocida (4ª)
de dolor resignado (5ª)
de misericordia compasiva (6ª)
y de confianza ilimitada (7ª)
Y todo fruto del más ardoroso amor.

María debió intuir el sentido profundo de la respuesta de Jesús, ya que sus últimas palabras: “Haced lo que El os diga“, tienen todo el valor de un testamento con el que la Virgen pide a los hombres que oigan la Palabra de Dios y la pongan en práctica. (Véase Francisco Mª López Melus: “María de Nazaret“, p.p. 173-211).
Por Francisco Pellicer Valero

sábado, 15 de febrero de 2014

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


DOMINGO VI DEL T. O.

<Los mandamientos,
expresión de amor y senda de libertad>

El Decálogo es un don divino que manifiesta el amor de Dios

y traza el camino de la libertad, del bien y de la felicidad

Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol de Ermua, Diócesis de Bilbao.
Alex Alonso Gilsanz, párroco.

Domingo VI del Tiempo Ordinario
16 de febrero de 2014


Exigencias del amor cristiano
     
Desde el principio el ser humano es libre: ¡qué gran dignidad!, pero ¡qué gran responsabilidad!. Se le abren enseguida dos caminos y puede elegir el rumbo a seguir. No se trata de una elección intranscendente. Se juega en ella la felicidad o la desgracia, la fecundidad o la esterilidad, la vida o la muerte. Pero estos resultados no siempre se ven con claridad, hay posibilidad de engaños. ¡Qué importante es no dejarse engañar! Todo esto es lo que remarca la primera lectura de hoy.
El camino del bien va siempre unido a la voluntad de Dios. Pero el misterio de Dios nos sobrepasa, no está al alcance de la sabiduría humana. Lo dice San Pablo en la segunda lectura. Para conocerlo necesitamos otra sabiduría, la divina, la que nos viene del Espíritu Santo, el que penetra hasta la profundidad de Dios. Esta no la conseguimos con el estudio, sino con la oración.
Y toda la verdad de Dios se nos ha manifestado en Jesucristo. Jesús es la más profunda sabiduría de Dios. El nos hablará de Dios y nos enseñará su realidad y su voluntad. En el Sermón del Monte nos explica una página de lo que Dios nos pide. Es una gran catequesis del Jesús Maestro en el evangelio de este domingo. Se apuntan ya nuevas exigencias y nuevas metas de la Ley. El será nuestra única Ley y nuestro único camino.
Los judíos hablaban con orgullo de la Ley de Moisés. Era el mejor regalo que habían recibido de Dios. En todas las sinagogas la guardaban con veneración dentro de un cofre depositado en un lugar especial. En esa Ley podían encontrar cuanto necesitaban para ser fieles a Dios.
Jesús, sin embargo, no vive centrado en la Ley. No se dedica a estudiarla ni a explicarla a sus discípulos. No se le ve nunca preocupado por observarla de manera escrupulosa. Ciertamente, no pone en marcha una campaña contra la Ley, pero ésta no ocupa ya un lugar central en su corazón.
Jesús busca la voluntad de Dios desde otra experiencia diferente. Le siente a Dios tratando de abrirse camino entre los hombres para construir con ellos un mundo más justo y fraterno. Esto lo cambia todo. La ley no es ya lo decisivo para saber qué espera Dios de nosotros. Lo primero es "buscar el reino de Dios y su justicia".
Los fariseos y letrados se preocupan de observar rigurosamente las leyes, pero descuidan el amor y la justicia. Jesús se esfuerza por introducir en sus seguidores otro talante y otro espíritu: si vuestra justicia no es mejor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de Dios. Hay que superar el legalismo que se contenta con el cumplimiento literal de leyes y normas.
Cuando se busca la voluntad del Padre con la pasión con que la busca Jesús, se va siempre más allá de lo que dicen las leyes. Para caminar hacia ese mundo más humano que Dios quiere para todos, lo importante no es contar con personas observantes de leyes, sino con hombres y mujeres que se parezcan a él.
     Aquel que no mata, cumple la Ley, pero si no arranca, no elimina de su corazón la agresividad hacia su hermano, no se parece a Dios.  Aquel que no comete adulterio, cumple la Ley, pero si desea egoístamente la esposa de su hermano, no se asemeja a Dios.  En estas personas claro que reina la Ley, pero no Dios; son observantes, pero no saben amar; viven correctamente, pero no construirán un mundo más humano. Jesús de Nazaret entiende que se puede ser muy legal sin tener un corazón limpio.
Hemos de escuchar bien las palabras de Jesús: "No he venido a abolir la Ley y los profetas, sino a dar plenitud". No ha venido a echar por tierra el patrimonio legal y religioso del antiguo testamento. Ha venido a dar plenitud, a ensanchar el horizonte del comportamiento humano, a liberar la vida de los peligros del legalismo.
Pienso que nuestro cristianismo será más humano, más acogedor y evangélico cuando aprendamos a vivir las leyes, normas, preceptos y tradiciones como los vivía Jesús: buscando lo mejor de cada persona, buscando ese mundo más justo y fraterno que quiere el Padre.

¡Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes!
Y mis caminos son un camino:
el camino de la verdad, la verdad que es belleza,
la belleza que es bondad, la bondad que es amor,
el amor que es vida...

Verdad, belleza, bondad, amor, vida son un Camino: JESÚS.
Porque "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6)

sábado, 8 de febrero de 2014

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


V Domingo del Tiempo Ordinario

<<A todos ha de llegar la luz de Cristo
para que todos den gloria al Padre>>

<Si te dejas iluminar por Cristo serás cristiano
Si por ti llega a otros la luz, serás testigo.>




Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol de Ermua, Vizcaya.
Alex Alonso Gilsanz, párroco.

Domingo V del Tiempo Ordinario
9 de febrero de 2014


“Vosotros sois luz del mundo”

Mateo define quiénes son los discípulos de Cristo. La definición se hace por imágenes: vosotros sois la sal, vosotros sois la luz. Una imagen más nos da el evangelista: ciudad. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. La luz y la ciudad son por naturaleza visibles. La sal es invisible, pero se conoce por el sabor. El discípulo tiene una dimensión de visibilidad y de invisibilidad. Se deja ver por lo que hace; se deja sentir, aunque no se vea, por el sabor. Como la sal, el discípulo da gusto a la vida; como la luz, alumbra y brilla; como la ciudad sobre la montaña, se deja ver. Pero no se es discípulo para hacerse ver. Porque se es discípulo, el discípulo alumbra, da sabor, se deja ver. El buen discípulo no da importancia a las consecuencias que brotan de seguir a su Señor. Lo importante es seguirle.
Decimos "¡qué poca luz da esto!", "¡parece que tiene las pilas gastadas!", "¡no sabe a nada!", "¡qué soso...!" Estas frases nos son familiares. Cuando las aplicamos a la realidad del creyente en medio del mundo se convierten en fuente de crítica.
La credibilidad del cristianismo no depende de la teoría, sino de la posibilidad de que hombres y mujeres hagamos realidad la teoría. Ya en el siglo II el autor de la Carta a Diogneto describe a los cristianos así: "Lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo".
Quien pregunte qué significa ser luz, sal, ciudad, tiene una respuesta en el profeta Isaías. La luz que rompe la noche, como la aurora, es la del Siervo que parte pan con el hambriento, hospeda, viste, y no se cierra en su propio universo. Estos comportamientos son los que dan luz. Ayer y siempre, las personas que nos sirven de referencia son las que "son para los demás". Se nos da bien seguir lo que nos pide el cuerpo, lo que nos halaga. El esplendor de una existencia consiste en no redundar en gloria propia. Dios es conocido y adorado por la luz de los que le confiesan siendo luz, sal, ciudad donde se pone a los otros como los importantes.
Todo es muy sutil. Ser luz, y sal, y ciudad se puede convertir en muro que oculta a Dios cuando a estas imágenes las hacemos meta. Es la religión pervertida: hacer las cosas externamente para que nos vean los hombres; es la denuncia de Jesús a una religión hecha exterioridad; es el fariseísmo: "Lo que os digan, ponedlo en práctica; lo que hagan, no lo imitéis, pues dicen y no hacen" (Mt 23,3). El discípulo no repite por mimetismo. El discípulo responde con originalidad que nace de un diálogo íntimo con su Señor.

Campaña contra el hambre.

Cada hora se nos mueren en el mundo mil niños y niñas por desnutrición, enfermedad y miseria. Al año, más de once millones, todos menores de cinco años. Son niños que sólo nacen para pasar hambre, sufrir una enfermedad y morir. ¿Cómo lo podemos soportar?
Muchos de ellos nacen heridos por el sida. A otros la falta de higiene los deja marcados para toda su corta vida. La mayoría muere por desnutrición, falta de agua potable o enfermedades que se podrían evitar fácilmente, como diarrea, tubercolosis, varicela o malaria. Su muerte, indigna y triste, es una verguenza para todos nosotros. ¿Cómo nos podemos sentir humanos?
Es inútil que nos escondamos detrás de nuestra actual crisis económica. Estamos invirtiendo cantidades enormes en rescates financieros, ¿cuándo invertiremos para rescatar a estos niños del hambre y la muerte prematura? A veces bastaría que contaran con vacunas, antibióticos o algún suplemento nutricional. No está en crisis sólo nuestra economía. Desde hace mucho tiempo, está en crisis nuestra dignidad.
¿Cómo es posible que todo esto ocurra mientras nosotros seguimos viviendo ajenos a todo lo que no sea nuestros intereses económicos y nuestro bienestar?, ¿Cómo podemos soportar que el mundo siga "funcionando" de manera tan absurda y cruel?, ¿Cómo podemos vivir en la Iglesia de Jesús tan centrados en nuestros problemas y tan olvidados de los que sufren?, ¿Cómo hemos llegado a perder de manera tan increíble su sensibilidad ante el sufrimiento?.
Es la hora de recordar un gesto profético de Jesús, que parece que se nos ha olvidado. La escena es conmovedora. Sus discípulos andan, como casi siempre, pensando en puestos de honor y de poder. Jesús se sienta y llama a los Doce. Luego, toma a un niño y lo pone en medio de ellos; lo estrecha entre sus brazos y les dice: "El que reciba a un niño como éste en mi nombre, me está recibiendo a mí." (Mc 9,33-37)


 

sábado, 1 de febrero de 2014

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO


FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA, 2014
<La alegría del Evangelio en la vida consagrada>

Homilía desde la parroquia Santiago Apóstol de Ermua, Vizcaya.
Alex Alonso Gilsanz, párroco.

Domingo (IV) del Tiempo Ordinario
2 de febrero de 2014
JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA
FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO




En esta festividad de la presentación del Niño Jesús en el Templo,
acompañamos a su Madre con una candela encendida.


La vida religiosa es memoria y presencia permanente en la Iglesia de Cristo;
virgen-obediente-pobre, enteramente absorbido por los intereses del Reino.


Del relato de la presentación de Jesús ante el Señor en el Templo de Jerusalén, me llaman la atención dos aspectos: la descripción de Simeón, "hombre justo y piadoso que aguarda el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él", y lo que Simeón dice de Jesús: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones..."
El texto me dice dos cosas: que para reconocer a Jesús hay que dejar trabajar al Espíritu que habita en nosotros; y que escuchando al Espíritu, no a nuestra razón, podremos entender, conocer y experimentar la verdadera misión de Jesús.
Simeón tiene claro que Jesús no es ese "Mesías" esperado por el pueblo judío, pues profetiza que será causa de que algunos caigan y de discusión, pero esto purificará los corazones: cambio necesario y profundo para la salvación de Israel.
Aunque parece pesimista, pues ser oráculo habla de enfrentamiento y polémica, diferencia claramente lo que Jesús es de las repercusiones que traerá. A Jesús lo describe como "salvador", "Luz para alumbrar a las naciones" (en plural) y "gloria de Israel",
Reconoce, pues, en Jesús esa presencia de Dios que ilumina el mundo y cuya misión es hacer caer los antiguos esquemas y "levantarse" para comenzar con un corazón nuevo. Vivir desde el amor.
Para "ver" todo esto es necesario vivir en el Espíritu; no sólo saberse habitado por él, sino darle espacio para que sea él quien nos ayude a reconocer a Jesús en el mundo, quien nos impulse constantemente a vivir en búsqueda y en plenitud.
No es tarea fácil, pues saberse "templo del Espíritu Santo" no implica dejarle sitio suficiente para encontrarlo y vivir desde él. Llenamos nuestra vida de prisas, preocupaciones, agobios, intereses, egoísmos... y apenas dejamos sitio en nuestro templo, lo ocultamos entre nuestros trastos, nuestras cosas y no conseguimos encontrarlo.
El vaciamiento interior, de lo cual saben mucho nuestros hermanos orientales y los grandes místicos, es un camino necesario para llegar al centro, a lo que me habita y da sentido: el silencio, la adoración al Santísimo, la relajación, el abandono,... conecta con mi más profundo Yo, donde puedo encontrar, ensanchar y vivir la auténtica presencia de Dios, necesaria para reconocer al Jesús que camina por el mundo.
Simeón ve cumplidos sus deseos. Por fin puede contemplar al Mesías. Lleno de alegría, toma al niño Jesús en sus brazos y entona un canto de alabanza y agradecimiento a Dios. Este niño trae la salvación y la luz a todos los pueblos. Tú eres creyente. La salvación y la luz de Jesús han llegado también a tu vida. Hoy, día de la presentación del Señor en el templo, recuerda que también se ha presentado en tu vida. ¿Te da alegría sentirte creyente?, ¿Sabes dar gracias a Dios por el regalo de la fe?
En este día de la candelaria se celebra en la Iglesia la Jornada de la Vida Consagrada, pedimos con cariño en nuestra oración por todos los religiosos y religiosas, para que de verdad sigan dando testimonio evangélico "no anteponiendo nada al amor de Cristo" (San Benito).

Tú, María, Madre de Dios, Madre de todos los humanos,
ayúdanos a ser sencillos como Tú, confiados y alegres.
Haznos hermanos unos de otros y contágianos la comunicación
profunda con Dios, que ese es el secreto de la felicidad completa.