MUJERES DE LA BIBLIA 1: SARA
Fue la esposa de Abraham y
madre de Isaac, personajes importantes por la promesa divina designados a
poseer un país nuevo y con una bendición divina que se extenderá a todas las
naciones de la tierra.
Sara abandona su patria,
Mesopotamia, y se dirige con su marido a una tierra prometida: Canaán cuyo país
recorren hasta llegar al lugar santo de Siquem, acompañados de Lot, sobrino de
Abraham, y llevando todas sus posesiones y los esclavos que tenían en Jarán.
Abraham, hombre ignorado hasta ahora, irrumpe con luz propia en la historia
universal. Tanto él como su esposa rompen todos los vínculos terrenos de sus
antepasados a una edad avanzada, ya que él tiene 75 años y ella diez menos (Gn
12, 4),
Como Sara es estéril, le
propone a su marido que tome a su sierva Agar como mujer y reconocer al hijo
que nazca como propio. Pero cuando la sierva se halla embarazada se burla de su
señora, echándole en cara su esterilidad. Sara siente en lo más profundo de su
ser aquel desprecio y aquella ofensa; actúa tan severamente con su esclava,
que ésta tiene que
huir de casa. Un ángel de Dios la detiene en el camino y le manda volver y
someterse a su señora y le promete una descendencia numerosa para el hijo que
pronto va a nacer; pero Ismael, el hijo de Agar y Abraham no es el hijo de la
promesa.
Una nueva aparición divina le
dice que será padre de una multitud de pueblos y Sara será la madre del nuevo
vástago, según anunciaron a Abraham los tres hombres que le visitaron (Gn 18,
9-10).
Concibió Sara y dio a Abraham
un hijo en su vejez. El nacimiento del hijo provoca en la tienda de Abraham una
alegría general; el niño se llama Isaac que significa en hebreo “Dios ha
sonreído”.
Según los datos bíblicos Sara
no toma parte en la última gran prueba a que fue sometido Abraham.
El último dato sobre Sara se
refiere a su muerte y entierro en Hebrón a la edad de 127 años (Gn 23, 1-2).
Abraham mismo se encargó de su oración fúnebre y del duelo oficial.
Por Francisco Pellicer Valero